EDITORIAL

Grafitis contra el turismo

Miércoles 13 de abril de 2016

Las pintadas en fachadas, puertas y mobiliario urbano aparecidas en el barrio de Dalt Murada son un asunto puntual pero muy preocupante. Que a estas alturas haya que reivindicar los aspectos positivos del turismo, en una isla donde el PIB turístico representa alrededor del 50% del Producto Interior Bruto, da idea de lo desacertado del planteamiento del autor de las pintadas. La actividad turística genera más de 12.000 millones de euros anuales en Balears y eso hace que de una forma u otra, unos directa y otros indirectamente, la gran mayoría de la población viva del turismo. Sin esta industria nuestra comunidad autónoma jamás hubiera alcanzado los niveles de bienestar y progreso de los que hoy gozan los baleares. Además, el desarrollo del turismo empuja de otros muchos sectores económicos, desde la agricultura hasta la construcción y los ingresos que genera permiten sostener unos servicios públicos de calidad que de otra forma serían inalcanzables. Negar esta evidencia es sencillamente estar completamente fuera de la realidad.

Hay fuerzas políticas y colectivos que queriéndolo o sin querer, están lanzando continuos mensajes negativos contra el turismo

Obviamente eso no significa que haya que dedicar todos los recursos al turismo, ni favorecer un desarrollo turístico incontrolado que a la postre se torne en insostenible. La actividad turística ha generado paralelamente una conciencia ecológica y de protección del territorio, la fauna, la flora y los recursos naturales, cada vez más acentuada, lo que se ha traducido en un nivel de exigencia medioambiental de los más elevados del mundo. Por todo ello es incomprensible que se lancen proclamas en forma de grafitis en las inmediaciones del monumento más visitado del archipiélago, la Catedral de Mallorca. Esto obliga al Ajuntament de Palma, a través de la empresa pública Emaya, a actuar con celeridad y eliminar las pintadas.

Pero además, este hecho en tanto que aislado y producto de una única mente perturbada, nos lleva a otra reflexión. En los últimos meses ha habido y hay fuerzas políticas y colectivos que queriéndolo o sin querer, están lanzando continuos mensajes negativos contra el turismo. De alguna manera se culpa a la principal actividad económica de la comunidad de suponer una calamidad contra la que conviene luchar sea como sea. Este mensaje tan peyorativo, demagógico e irreal, a parte de las nocivas consecuencias que acarrea en la imagen turística, puede acabar calando en algunas personas. Es muy necesario que se modere el discurso catastrofista que algunos parecen tener respecto al turismo, que suponen un caldo de cultivo a conductas como las que ahora lamentamos.


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