OPINIÓN

Menores solos, peligro de explotación

Emilio Arteaga | Martes 02 de febrero de 2016

Si la situación general del millón largo de migrantes llegados a Europa en busca de refugio en el último año es terrible, está destapándose un problema que, hasta ahora, ha permanecido ignorado, subsumido dentro del caos global, que es el del destino de los niños y menores no acompañados o que, a lo largo de las distintas etapas de su viaje, se han separado y perdido de sus familiares.

La ONG Save the Children estima que el año pasado alrededor de veintiséis mil niños y menores no acompañados llegaron a Europa. Se trata de un grupo muy vulnerable que puede ser sometido a abusos y caer en poder de las mafias de tráfico de personas y explotación sexual.

Algunos medios de comunicación, sobre todo británicos, vienen denunciando en los últimos tiempos la desaparición de miles de estos menores después de su llegada a Europa. De hecho, Europol ( Oficina Europea de Policía), ha reconocido que se desconoce el paradero de al menos diez mil niños. Seguro que algunos de ellos están acogidos por familiares, o moviéndose por su cuenta, pero se teme que otros habrían caído en manos de los traficantes.

La misma Europol reconoce que se ha detectado una red criminal organizada surgida a raíz del estallido del problema de la avalancha de refugiados, que tendría sus bases principales en el centro de Europa, sobre todo en Alemania, Austria y Hungría y que tendría como objetivo la explotación de los migrantes, especialmente de los menores no acompañados que son las presas más fáciles. Y también reconoce Europol que hay datos preocupantes de colaboración de esta red con las organizaciones criminales de explotación sexual y esclavismo laboral.

La actuación de la Unión Europea en su conjunto y, sobre todo, la de algunos de sus países miembros, en la crisis de los refugiados está siendo vergonzosa e indigna, pero consentir, por inacción, por dejación, que niños y menores caigan en las garras de las redes de tráfico y explotación de personas, supera todos los límites de la infamia. Mientras reforman y reestructuran las políticas de acogida, si es que tienen la voluntad de hacerlo y de llegar a acuerdos equilibrados, cosas ambas más que dudosas, los responsables europeos deberían articular con absoluta urgencia un programa específico para la detección, acogida y protección de estos menores no acompañados, así como equipos especializados de Europol con jurisdicción en toda la UE para perseguir a los traficantes y también tipificar el tráfico y explotación de personas como delitos contra la humanidad, a fin de que los delincuentes puedan ser extraditados a la jurisdicción del Tribunal Penal Internacional y juzgados en consecuencia.


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