Ayer se supo que el Indicador de Confianza Empresarial, el índice de opinión que el Instituto Nacional de Estadística publica trimestralmente desde el mes de abril del 2012 y está basado en las opiniones de los gestores de los establecimientos respecto a la marcha general de su negocio y sus expectativas, se ha desplomado en Balears. Así, ha caído un 5,4% para el primer trimestre de 2016, muy por encima del resto del país.
Las diversas moratorias, la Ecotasa y el Decreto Ley de medidas urgentes en materia urbanística son algunas de las iniciativas que hacen que los emprendedores sean pesimistas.
Cuando el Govern de les Illes Balears se muestra más que pletórico por su gestión, cuantificando numéricamente incluso con dos decimales el grado de cumplimiento de sus compromisos, los empresarios y emprendedores –también los pequeños y medianos– recelan de un Ejecutivo que parece determinado a poner todas las trabas posibles para que los inversores lleven a cabo sus negocios, con un sectarismo ideológico que contrasta con un pretendido talante dialogante que muy pocos perciben al margen del propio Govern.
Las diversas moratorias, la Ecotasa y el Decreto Ley de medidas urgentes en materia urbanística son algunas de las iniciativas que hacen que los emprendedores sean pesimistas. También la paralización de Ses Fontanelles y la polémica consulta sobre las terrazas del Passeig del Born (entre otras medidas de carácter municipal) invitan a los empresarios a temer lo peor con unos partidos políticos que no pierden ocasión para torpedear sus negocios cuando no de perjudicarles directamente con subidas de impuestos.
A estas alturas de legislatura, cuando el Govern ha cumplido sus primeros 6 meses, la confianza empresarial se resiente gravemente porque el gasto público está disparado con anuncios de mayor contratación pública y aumento de la presión fiscal, a la vez que se obstaculizan los negocios con cualquier excusa, lanzando un mensaje de que los empresarios son seres malignos que solo buscan su propio beneficio y el perjuicio de la sociedad. Y por más que la Conselleria de Trabajo, Comercio e Industria tratara ayer mismo de contrarrestar los datos del INE con otros del Institut d’Estadística de les Illes Balears (IBESTAT) –lo que supone aceptar la gravedad de los datos recabados por el INE–, lo cierto es que la preocupación entre los inversores y empresarios es manifiesta e innegable.