In extremis, apurando el plazo hasta el último minuto, el ya ex President Artur Mas ha optado por auto inmolarse como le exigían los presuntos anti sistema de la Candidatura d’Unitat Popular. El heredero del presunto evasor de impuestos y capitales Jordi Pujol y de su investigado partido, ha dado al final un paso lateral apartándose de la primera línea del trile independentista catalán tras sacarse de la barretina un sustituto hecho a su imagen y semejanza. A president deCUPitado, president nuevo.
Un nuevo fraude a la democracia. La coalición Junts Pel Si, apoyada por los antaño radicales de la CUP, no se conforma con seguir adelante con un proceso independentista que no apoyan ni siquiera la mitad de los catalanes. La mayoría parlamentaria usurpa la voluntad de la mayoría ciudadana. Además imponen a un presidente elegido no por las urnas sino por el dedo divino del señor Mas.
Hay que tener mucho valor para pasarse la legislación vigente y la voluntad de la mayoría de catalanes por la cima de Montjuic y llenarse la boca hablando de libertades y democracia como pudimos escuchar el domingo en el Parlament de Catalunya.
Así no. Ese no es el modo. Tengo que confesarle, mi querido lector, que no tengo una postura claramente definida respecto a la posibilidad de que se realizara un referéndum en Cataluña. Por una parte entiendo perfectamente los argumentos de los constitucionalistas según los cuales la soberanía nacional y por tanto las decisiones que afecten a la misma, residen en la totalidad del pueblo español y no solo en una parte. Por otra, también entiendo que una consulta a la escocesa podría tener sentido siempre y sería una vía a estudiar con seriedad. Siempre y cuando se haga con todas las garantías y con un proceso previo de información a la población. Limpio y trasparente. Ambas vías deberían valorarse. Por qué no.
Lo que si tengo claro es que es un fraude a la democracia el hecho de declarar la independencia de un territorio de manera unilateral y sin el apoyo mayoritario de los ciudadanos. Insisto, de los ciudadanos, no de los diputados. Usar la mayoría parlamentaria para tratar de legitimar una decisión a todas luces ilegal y antidemocrática es hacer trampas y con estas cosas no se puede jugar.
Nombrado el nuevo President en Catalunya, y habiendo llegado al más complejo de los escenarios allí, todas las miradas se vuelven hacia Madrid. Este país todavía tiene un presidente en funciones, y no se vislumbra el futuro con claridad. Es el escenario perfecto para los independentistas. Veremos.