OPINIÓN

Desenfermando

Jaime Orfila | Sábado 02 de enero de 2016

Es un buen momento para descargar nuestra conciencia de los estragos realizados en los días festivos. Los excesos en comida, bebidas destiladas y transgresiones de los ritmos de vigilia y sueño han sido comunes. Obviamente no son buenos.



Sin embargo, de forma general, medicalizamos en exceso las actividades habituales y magnificamos sus consecuencias. Ni los diabéticos deben evitar de forma absoluta los alimentos con alto porcentaje de azúcares, ni los hipertensos deben huir de los alimentos con moderado contenido de sal como si fuera cicuta. Por no hablar de la colesterolomanía. Vivimos obsesionados por niveles plasmáticos de colesterol manifiestamente discretos. Percibimos colesterolemias inofensivas como grandes amenazas para nuestra salud.

La publicidad engañosa o imprecisa y los sobrediagnósticos médicos generan ansiedad, estrés, preocupación, hipocondría y sensación de enfermedad. Un diagnóstico correcto puede ser irrelevante si el tratamiento de la enfermedad no está disponible, no es necesario, o no es deseado. Este proceso no es inocuo. Origina problemas en las personas y aumenta los costes de los sistemas sanitarios.

Tenemos que aprovechar el nuevo año para aplicar el sentido común a nuestros hábitos y actitudes y alejarnos de falsas amenazas. En especial, porque enferman.

Comer con mesura, realizar actividad física y controlar nuestro peso nos hará más felices, nos mantendrá más sanos y aumentará nuestra expectativa de vida.

Feliz 2016