Opinión

Angelina Jolie y la medicina predictiva

Sábado 18 de mayo de 2013

JAIME ORFILA. No es para menos. La doble mastectomía de Angelina Jolie ha disparado los teletipos de los medios de comunicación de todo el mundo. Heroicidad, valentía, realismo, insensatez o miedo son algunos de los calificativos con los que se ha definido la decisión de la afamada actriz. La decisión extrema, tomada por uno de los iconos del momento, ha puesto en la agenda de los medios una situación que los actuales avances científicos, aparentemente, pueden convertir en usual.

En su caso, los antecedentes de cáncer de mama en un número significativo de familiares directos y la presencia de una alteración cromosómica en el conocido como gen BRCA1, hace que su debatida y discutida decisión sea considerada correcta. Probablemente más acertada que si hubiera optado por una actitud conservadora y un seguimiento más intensivo. Independientemente del soporte científico, la decisión de Angelina y el miedo que genera el cáncer disparará la demanda de biomarcadores y eventualmente puede aumentar el número de mastectomías preventivas.

A medida que avanza la ciencia nos vemos obligados a la toma de decisiones cada vez más complejas; abocados a tomar la mejor decisión posible en un entorno de incertidumbre, consustancial a los límites del conocimiento y para la que no hay una única respuesta.

Evolución de la medicina y cambio de paradigma

A principios del siglo XIX la esperanza media de vida no superaba los 40 años. En este siglo se sentaron las bases de la medicina moderna. El desarrollo progresivo de la tecnología y de las grandes disciplinas como la bioquímica, la farmacia, la microbiología y la anatomía patológica hicieron posible la explosión de conocimiento y las primeras medidas poblacionales de higiene y salud pública. Tenemos que llegar al siglo XX  para avanzar en los  equipamientos médicos y los nuevos medicamentos para cambiar de manera radical el impacto de las enfermedades sobre las poblaciones.

En el siglo XXI, una vez finalizado el estudio del genoma humano (2003), se empiezan a conocer los mapas genómicos en las enfermedades más relevantes. Con ellos, la identificación de biomarcadores que determinan distintas susceptibilidades al desarrollo de las enfermedades y los distintos niveles de predisposición de los individuos al desarrollo de las mismas. En realidad no solo contribuyen a identificar factores predictivos diagnósticos, sino también a dirigir el tratamiento de forma personalizada y su posterior monitorización.

La medicina tradicional basada en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades se mantiene totalmente vigente. Sin embargo, el desarrollo de la medicina molecular y genómica permite la detección de los riesgos a sufrir una enfermedad y desarrollar instrumentos para reducirlos. Representa un verdadero cambio de paradigma, base de la medicina del futuro.

La medicina predictiva es de gran interés ciudadano, de gran atractivo científico, de aplicación rápidamente progresiva pero viene acompañada de profundos interrogantes clínicos y éticos que no siempre somos capaces de contestar con solvencia.

 


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