Después de haber cerrado el restaurante en Chueca, y continuar la actividad en Santa Ana, poniendo en marcha un ERE a sus trabajadores, Mónica Bardem y su familia han querido matizar este último extremo y anuncian en un comunicado que aunque mantienen el cierre del restaurante, no harán un ERE.
En el comunicado, los Bardem explican que el local lleva dos años acumulando pérdidas, que no descensos de beneficios, y que ante esta situación, sus asesores les recomendaron el cierre definitivo. Ante esta situación, Monica Bardem decidió, según sus argumentaciones, poner en marcha el proceso de regulación de empleo, sin que el resto de socios tuviera conocimiento. Así, al percatarse de esta situación, han advertido a Mónica que pare esta última acción y que se realice el despido de los trabajadores con la indemnización pertinente, incluso con emolumentos superiores a lo que estipula la ley. La familia Bardem explica este cambio en su decisión, en que "no estamos dispuestos bajo ningún concepto de someter a nuestros trabajadores a un procedimiento de estas características amparándonos en una reforma laboral contra la que nos hemos manifestado públicamente".