Soy tan viejo que, cuando nací, Malabo se llamaba Santa Isabel de Fernando Poo, el Sahara occidental, Sahara Español y existían provincias y plazas africanas, como el Sidi Ifni, Río Muni, las islas Chafarinas, el Peñón de Vélez de la Gomera o las ciudades de Ceuta y Melilla, únicas que deben sonar a los menores de 45 años.
La hermosa Ceuta, actual ciudad autónoma, cuenta con unos 82.000 habitantes, y los restrictivísimos presupuestos del Estado para 2013 le asignan una inversión del 0'44%, que seguro que no colma las expectativas de los ceutíes.
Las Illes Balears, comunidad autónoma que más contribuye en términos relativos a mantener los gastos e inversiones del resto de los españoles, cuenta con una población de 1.113.000 habitantes, es decir, algo así como 13 veces y media la de Ceuta. Nuestro territorio es, en cambio, 263 veces mayor que el de la ciudad norteafricana. Por consiguiente, y en buena lógica, la inversión del estado en Balears debiera estar entre 13'5 y 263 veces por encima de la que se destinará a Ceuta, teniendo en cuenta, además, que tenemos las dificultades añadidas de ser un archipiélago y no tener las ventajas propias de un puerto franco a 14 kilómetros de la península.
Sin embargo, la propuesta de Rajoy y sus huestes es asignar a Illes Balears una inversión equivalente al 0'7% del total. No llega ni siquiera al doble de lo que destina a Ceuta.
Dicho en otras palabras: Para el Gobierno de España, 1.113.000 isleños valemos lo que costarían, supuestamente, unos 130.000 ceutíes, es decir, casi nueve veces menos.
Somos, en fin, una verdadera plaza africana, en el sentido más peyorativo posible del término, y Bauzá es nuestro gobernador, a las órdenes de la potencia colonial. Su indignación, que no dudo que sea cierta, no se traduce en beligerancia, sino en sumisión y en ansias de lograr algún pequeño aumento miserable que le haga parecer como un magnífico negociador. Al contrario que los catalanes, los isleños independentistas son una exigua minoría, pero Rajoy y el PP parecen empeñados en darnos la independencia mañana mismo, por Decreto Ley o mediante mero abandono. Ahí os quedáis. Arreglaos. Eso sí, seguiremos pagando el AVE, el aeropuerto de Castellón y las autovías de Castilla La Mancha, Andalucía y Extremadura, aun a costa de la electrificación de nuestro paupérrimo ferrocarril de vía estrecha, de los cristales del mamotreto de Mangado o del sueldo de nuestros profesores.
Mientras manden PP y PSOE -aquí o en Madrid-, que ningún iluso piense que nada de esto va a cambiar. Y la camisa rasgada de Bauzá mañana será sustituida por otra comprada en una boutique de la calle Serrano de Madrid. A escasos metros de la calle Génova, concretamente, que hay que aprovechar el viaje.