BANYARRIQUER

Nuevo partido: errores evitables

BANYARRIQUER | MARC GONZÁLEZ

Jueves 20 de septiembre de 2012

Una de las ventajas con las que cuenta el nuevo proyecto de centro autonomista que personalizan –de momento- Jaume Font y Josep Melià es el de contar no sólo con la amplia experiencia política de ambos sino, sobre todo, con un referente claro de aquello que se debe hacer o no hacer para el éxito y la supervivencia de esta empresa. Me refiero, claramente, al precedente de Unió Mallorquina, que durante veintiocho años ocupó el espacio sociológico que pretende aglutinar este nuevo partido todavía innominado.

Me consta que a Font le da repelús que le recuerden esta cuestión, aunque ciertamente él proviene de un PP cañellista que, en esencia, compartía espacio e incluso fagocitó parte de aquella UM. Melià es distinto, pues obviamente no puede apartarse públicamente de la historia de hace dos días, pero tampoco le hace gracia que definan su CxI como la sucesora de UM.

Está claro que el nuevo partido ha de ser algo distinto, no la reproducción actualizada de Unió Mallorquina. Varios aspectos que se me ocurren de este nuevo enfoque son, en primer lugar, evitar el personalismo y el culto al jefe como cemento esencial de la masa social que apoya al partido. Habrá que armar ideológica y políticamente el nuevo proyecto para que sea mucho más que “los de Font” y “los de Melià”. Mimbres los hay, no en vano CxI es el segundo partido en poder municipal en las islas, y el nuevo proyecto cuenta con apoyos empresariales y sociales muy relevantes. En segundo lugar, es evidente que el partido que nace tiene un componente predominantemente partforanista, lo cual es una mera constatación, no un reproche. Ahora bien, si el centro autonomista quiere ampliar su base sociológica y recuperar todo aquello que el cañellismo –del que sólo perduran algunas fidelidades personales traicionadas abiertamente por Bauzà- le tomó prestado, ello pasa indefectiblemente por Palma, es decir, por la Mallorca urbana, en la que el discurso mallorquinista debe necesariamente adaptarse a un electorado multicultural e interclasista. Ni Font, ni Melià ni -es un suponer- Pastor, pueden encarar esta faceta. Ello por no hablar de Menorca y Eivissa.

Finalmente, Font y Melià deben evitar a toda costa asumir el lenguaje del enemigo y referirse a UM con reproches y descalificaciones. De los 25.000 votos aproximados que cosecharon sumados en las elecciones de 2011, me atrevo a decir que 24.000 fueron de ex-votantes uemitas, lo que no sólo demuestra que ocupan su espacio, sino la fidelidad inquebrantable del mallorquinista político de base. Es imposible crear afinidades personales cuando te estás dirigiendo a un potencial votante diciéndole que hasta ahora había votado a una banda de criminales corruptos. En primer término, porque ello es absolutamente falso, y en segundo, porque el votante mallorquinista es cualquier cosa menos bobo. Sabe perfectamente lo que nos jugamos política, social y económicamente y que sólo desde aquí defenderemos nuestra idiosincrasia, que otros ridiculizan o menosprecian, pero que muchos otros nos enorgullecemos de llamar “lo nostro”.

 

 

 

 


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