SOCIEDAD

Un duro competidor para los niños vendedores

sociedad | un chino

Domingo 15 de julio de 2012

En el puerto de la Colonia de Sant Jordi, los atardeceres de verano son protagonizados por una escena que si bien no es exclusiva si que resulta entrañable y graciosa para los paseantes: una decena de niños extienden en el suelo una tela para colocar encima pequeños juguetes, libros, pulseras y otros objetos que tienen en casa y de los que se quieren desprender  a cambio de unos euros.

No obstante, la globalización también ha llegado a esta simpática actividad. Desde que empezó la temporada estos niños tienen una dura competencia proveniente del continente asiático. La ventaja con que cuenta el pequeño chino vendedor es que lo que tiene a la venta son objetos que comercializan sus padres en su tienda, con lo que puede ofrecer más variedad, novedad y competitividad de precio.

Además, el pequeño oriental demuestra unas dotes comerciales más desarrolladas: después de prestar amablemente sus objetos durante un rato a los otros niños –y que estos se entusiasmen- les dice: -¿quieres comprar?  A diferencia de sus padres, las erres las sonoriza bien.

Finalizada la jornada, sus padres le esperan y le ayudan a colocar ordenadamente todos los objetos dentro de una caja de cartón. Se despide muy cordial de sus competidores diciendo que mañana volverá “como siempre”.

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