La política está enferma y el virus se ha adueñado del sistema nervioso central. Enferma de prepotencia, intransigencia, complejos, envidia, odio, venganza y un largo etcétera de males que no se curan con pastillas.
Que determinados sectores circundantes, desde el periodismo de la escuela Goebbels, al asociacionismo -en sentido lato- más a la derecha desde la desaparición del Movimiento Nacional -probablemente, a la derecha de éste- se dediquen a jornada completa a perseguir ad hominem a quienes no piensan como ellos es una dolencia que la desaparición forzosa de las subvenciones probablemente cure con el tiempo, no sin secuelas, lamentablemente.
Pero, que esos males afecten a quien nos gobierna y a su entorno más inmediato, creo que nos debe preocupar.
Me confesaba un militante pepero hace pocos días que el pasado congreso regional de esa fuerza política ha sido un paripé y que, aunque parezca que todo está calmado y el gallinero sometido a los designios de su líder, la realidad profunda es muy otra, y me apuntaba a los congresos insulares.
No pueden pasar desapercibidas las palabras de Gabriel Cañellas sobre algunas propuestas de Bauzá, ni su evidente cabreo por cómo está gestionando la situación el farmacéutico, que parece empeñado en hacer enemigos urbi et orbi (docentes, médicos, hoteleros, universitarios, empresarios de la comunicación, aeronáuticos, etc.). Tampoco hay que perder de vista a José María Rodríguez, que no suele manifestarse sin intención y que últimamente ha soltado algunas perlas que demuestran que está en forma, como la de pedir públicamente el re-fichaje de Jaume Font.
Pastor, curiosamente, no representa el descontento general del PP con su jefe de filas. Siendo evidente que su encomiable gesto es de discrepancia absoluta y que sirve para marcar una línea para muchos militantes de la part forana, quizás sea el menos representativo de este descontento, el único que no espera a una venganza fría, el único que actúa de cara y saca la lengua.
Sin embargo, en el seno de los populares se está larvando una vendetta en el sentido más siciliano del término. No hará falta cargarse a Bauzá porque éste se la va a pegar solito, quizás por cuestiones no estrictamente políticas, dicen. Y, no lo duden, si eso sucede, no se sorprendan de ver que quienes proceden a su despiece son algunos de los que ahora parecen estar más acordes con él.
La duda es si tendrán tiempo de recomponer un espacio que cada día que pasa va a ser más irrecuperable. Cuando la gangrena aparece sólo cabe la amputación.