Como acostumbra a suceder en este país, a la que llega un torneo de envergadura se abren todo tipo de debates, controversias y porfías, alimentados por lo general por lo espaciados de los campeonatos y por la falta de chicha informativa. Sin Neymar al que atribuirle un destino, con Mourinho de vacaciones y Guardiola consumiendo las películas en versión original de La2, el planeta del fútbol se ha reunido alrededor de una mesa redonda y ha empezado a platicar sobre la necesidad y la conveniencia de que España juegue con un nueve. Si hace pocos meses Torres era un apestado, ahora es imprescindible; si Soldado nunca tuvo la talla para jugar en el Madrid, ahora resulta increíble no verle en la nómina de seleccionados.
El estreno de la selección, como de costumbre, no ha hecho más que engordar un debate que tiene una pizca de táctico y poca base empírica, porque por lo pronto ver a España sigue siendo una delicia. Mientras a Del Bosque no le dé por sacar de sus planes a Xavi, Iniesta, Casillas o Xabi Alonso, nunca se le podrá atribuir una alineación redactada desde la esquizofrenia. Este equipo, aun sin Villa, es favorito para alzarse con la Eurocopa, por más que insistamos en litigar sobre si es oportuno que Llorente sea la referencia en el área.
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