Es posible que alguien considere que los cambios en Sanidad (la salida parcial de Bestard, para poner a la consellera Castro) sea un tema de egos. Sobre todo del ego de Berstard. Sin embargo, aquí la cuestión tiene implicaciones mucho más serias: tras nueve meses en los queel gasto ha desbordado las previsiones, el tema ahora está en la Sanidad, en el IBSalut. El cese de Bestard, con la entrada atropellada de la consellera Castro
es, en realidad, parte de la guerra para aplicar los recortes, o aplicar los 175 millones de recortes que pretendía Bestard con el conseller Aguiló, o los 80 que admite Castro, por razones políticas.
La cuestión es que el Govern, sí o sí, tiene que meter las tijeras seriamente en la Sanidad. No es posible reducir el déficit en la medida en que hay que hacerlo sin tocar seriamente al IBSalut. Bestard, con algunos errores importantes en su estrategia, tenía un plan que ofrecía el horizonte de reducción de 175 millones de euros en este año (aparte de que moralmente abordaba los abusos de una parte de los médicos, en algunas
áreas concretas). Pero, en eso, la consellera se planta y dice que ella políticamente no está dispuesta a asumir más recortes que 80 millones. Este es el asunto. El vicepresidente Aguiló, por supuesto, apoya ciegamente a Bestard, pero la postura de Presidencia es más complicada, cuya clave probablemente esté en mayo, en el congreso del partido y en la actitud de Ibiza.
Así, pues, por el momento, Castro es la ganadora y Aguiló y Bestard los perdedores. Pero, quienes están al tanto dicen que aún no se ha escrito la última página de este conflicto. Tal vez ésta lleve
la fecha de junio.