El Mundo, en uno de sus numerosos suplementos dominicales, publica dos páginas con ejemplos de las
barbaridades que han llevado a España al estado financiero dramático en el que se encuentra. Hoy, si me permiten, voy a mencionar una selección de esas locuras que lo explican todo. Por ejemplo, sólo el Parlamento de Valencia gasta 20 mil euros mensuales en telefonía móvil, lo que eleva a 30 millones lo que segasta en las autonomías por ese concepto al año. Cataluña, que se inventó losConsejos Comarcales, gasta al año en ellos 630 milones. 14 mil millones, la deuda acumulada de Aena. 40 mil coches oficiales en España, con un coste de 48 mil euros anuales cada uno de ellos. Las diputaciones, inútiles y duplicadoras de trabajo, cuestan 22 mil millones de euros. 1.500.000 se gasta en doblar las películas al catalán. Gastamos 180 millones de euros en subvenciones a las líneas aéreas, alterando totalmente el mercado. 55.143.210 euros costó en 2011
el Senado, inútil y redundante. Somos el país del mundo, con 16.090.000 euros, que más dona a la agencia de la ONU para las mujeres; Francia, uno de los más generosos después de España, pone 210.000 euros. Hemos gastado 1.000.000 de euros en iPads para los diputados. Hacienda no les ha cobrado 700 millones de euros a los clubes de fútbol, tal vez por aquello de los forofos se puedan enfadar. En medio de esta maraña, en la que no hay que olvidar el desastre municipal, el dato que me resulta más simbólico es que en el ayuntamiento madrileño de Alcorcón, el salario del peón, según convenio, es de 61 mil euros anuales. Baleares, por supuesto, tiene honores en esta lista: aparece con 400.000.000 de euros gastados en unos trenes para los que no se habían hecho las vías (el de Manacor a Artà, idea de nuestros nacionalistas). Pero, aunque no aparece, desde el Palma Arena al Metro, desde IB3 a Can Domenge, podemos elegir y siempre hacer un buen papel en el ranking
del disparate. Lo que es realmente grave en esta lista es que nadie, ni siquiera hoy, ha propuesto usar el bisturí.