Una vez lanzado el primer misil por el inversor alemán contra Serra y Cladera en forma de querella criminal, y conocido que la retirada de la misma está condicionada a que se le cedan acciones suficientes para convertirse en el dueño del Real Mallorca, parece que el siguiente paso será dar a conocer los ejecutivos en quien confiará la gestión del club, siempre que triunfe su golpe de mano.
Pero existe un dato que no ha sido debidamente evaluado por los asesores espirituales del profesor teutón, y es el ineludible reconocimiento social, así parece que únicamente cuenta con miembros de una facción beligerante de las peñas dispuestos a ocupar puestos en el consejo de administración, pero olvida que sería necesario rodearse, aparte de peñistas, de algún mallorquinista de pro con cierto prestigio social.
No parece que con sus querellas y amenazas contra los directivos mallorquines facilite su labor de encontrar adeptos en nuestra sociedad, pero ya sabemos que por una foto en el palco mas de uno vendería su alma al diablo. Eso si, está al caer la reacción de los directivos mallorquines denunciados, que no será un simple misil.