Por primera vez desde el año 1939 España pierde población. Las cifras de natalidad de los últimos 30 años han sido muy inferiores a las necesarias para garantizar el reemplazo generacional, así entre 2008 y 2010 el número de nacimientos al año ha caído más de un 6 por ciento y las previsiones de futuro no son muy halagüeñas.
En opinión de los expertos reunidos en el XXVIII Encuentro Salud 2000 Salud Reproductiva Situación actual y perspectivas de futuro en España, una de las principales causas de esta situación es el retraso de la maternidad.
De hecho, según explica el doctor Mario Brassesco, director del Centro de Infertilidad y Reproducción Humana de Barcelona, España es de los países de Europa en los que más tarde se produce el primer embarazo. Este factor influye de manera directa en la capacidad reproductiva y es que, según indica el doctor Luis Martínez, jefe dela Unidad de Reproducción Asistida del Hospital Virgen de las Nieves de Granada, el valor más importante para definir la fertilidad de la mujer es su edad.
En este sentido, parece que la crisis económica no ayudará a que las parejas adelanten su decisión de ser padres, algo que contribuirá a aumentar la problemática que ya tiene nuestro país. “España tiene un problema demográfico. Estamos en una situación ‘predramática’, ya que en 2-3 años se producirá una reducción de personas de25 a 35 años con el impacto económico que esto supone para la economía de un país”, apunta Alejandro Macarrón, socio director de Otto & Company.
Durante el encuentro, también se puso de manifiesto la urgencia de que este problema se aborde con medidas que hagan que ser madre no suponga un problema en la vida de la mujer. “Cuando hablamos de proteger a la mujer hablamos de protegernos a nosotros mismos, a la sociedad, porque no puede ser que las mujeres jóvenes que quieran ser madres no lo hagan por miedo a perder su trabajo”, subrayó el doctor Brassesco.
En opinión de Carmen González, presidenta ejecutiva de la Fundación Salud 2000, la sociedad no estimula la imagen de la mujer y del niño por lo que “no hay un caldo de cultivo amable para fomentar la natalidad” y es necesario eliminar el estigma de que los niños suponen una carga y unos recursos económicos inasumibles para las familias.
Y es que el retraso en la maternidad hace que aumenten las dificultades para concebir, tanto desde el punto de vista de la mujer como del hombre, ya que los problemas de calidad del esperma masculino se han multiplicado en los últimos años. A este respecto, el doctor Juan Alfonso Vila, director dela Unidad de Fertilidad y Endocrinología de Merck, afirma que la infertilidad es una enfermedad y como tal hay que tratarla. De hecho, se trata de una patología cuyo abordaje podría mejorarse en nuestro país, dado que los datos indican que de cada 100 parejas infértiles, la mitad no acudirá nunca a la consulta del especialista.
“La infertilidad requiere un abordaje global del problema. Es necesario fomentar el conocimiento sobre infertilidad, y saber que se trata de un problema que tiene solución y por ello trabajamos con plataformas como Concibe (www.concibe.es) para ofrecer a las parejas toda la información que necesitan ante el reto que supone ser padres”, explicó el doctor Vila al tiempo que apuntó la existencia de “un cuello de botella una vez que la pareja con problemas acude al médico, ya que el flujo debería ser rápido y eficiente. Así, los avances en investigación ofrecen tratamientos hormonales cada vez más efectivos, que con menos dosis consiguen una mejor estimulación ovárica”.
COSTE SOCIAL Y ECONÓMICO
La infertilidad tiene un alto coste tanto social como económico para la sociedad. Y es que la imposibilidad de tener hijos hace que aumente la ansiedad, la depresión y por ende, las bajas laborales. “En nuestro país, 700.000 mujeres sufren cada mes un drama al tener la menstruación”, especifica el Doctor Martínez, que también matizó que los tratamientos de fertilidad tienen unos costes que el sistema sanitario debe asumir, ya que muchas parejas no pueden pagarse un tratamiento.
“El coste de los tratamientos de reproducción deben ser asumidos por el sistema sanitario, tal y como se asumen los gastos en anticoncepción, en trasplantes o en cirugías de alta resolución. La situación económica hace que interese reducir costes a corto plazo en vez de hacerlo a largo plazo”, agrega el jefe dela Unidad de Reproducción Asistida del Hospital Virgen de las Nieves.
Aunque España está a la cabeza en estos tratamientos, lo cierto es que no sucede lo mismo con el acceso a los mismos, ya que la lista de espera en los hospitales públicos es superior a un año de media, si bien hay diferencias notables entre comunidades autónomas.
De este modo, durante el debate se ha insistido en la necesidad de potenciar los tratamientos de fertilidad, ya que no deben considerarse un gasto, sino una inversión, como demuestran los datos preliminares de un estudio desarrollado por la compañía químico farmacéutica alemana Merck. “Podemos afirmar que una persona que ha nacido de forma espontánea empieza a ser rentable para el Estado a los 38 años. Una persona que ha venido al mundo gracias a un tratamiento de fertilidad a los 40 años ha devuelto con creces al Estado lo que ha pagado por él y a partir de ahí reporta beneficios, por lo que sólo hay una diferencia de dos años”, detalla el Doctor Vila.
En definitiva, los expertos concluyeron que la fertilidad es una cuestión de Estado, dado que si el país no tiene fuerza demográfica para producir cada vez será más pobre, y como tal se trata de un problema que debe ser asumido porla Administración.