ME DAN GANAS DE…

El verdadero drama de la deuda griega es Alemania

Martes 14 de febrero de 2012

Algunos medios, muy pocos, se hacían eco ayer de cómo la indignación en Alemania se había disparado en contra de Grecia, porque, afirman, además de tener que poner el dinero para su rescate, tienen que oír insultos dirigidos a sus instituciones y representantes.

Los alemanes se refieren a que la mayor parte de los diputados griegos que votaron en contra de las durísimas medidas de austeridad, así como la mayor parte de los ciudadanos que protestan o, incluso, que no protestan pero que representan a la mayoría del país, son duramente críticos con las medidas de austeridad que les impone Europa o, lo que es lo mismo, Alemania.

Desde el lado griego, la queja es que tienen que empobrecerse drásticamente; desde el lado alemán, se llega a decir que los griegos tendrían que estar enviando flores a la embajada alemana, en señal de felicitación y gratitud por el segundo paquete de 130 mil millones de euros que van a poner para salvar nuevamente a la economía helena.

¿Van a poner? No está tan claro, porque la indignación alemana está bastante disparada: dicen que ya van muchas veces que los griegos anuncian medidas y que siempre todo queda en nada; que desde el inicio, lo Grecia fue un engaño, primero falseando los datos públicos, pero, sobre todo, ahora, cuando hay muchas promesas pero muy pocos recortes.

Este es el drama de la deuda: que el acreedor amenaza con no poner más dinero si no se cumplen sus condiciones; que se pierde la soberanía; que mandan ellos, aunque no los hayamos votado. Que deciden ellos. Ser independiente es no tener deudas. Algo que asusta. Y no precisamente por los griegos.

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