Imagínese que usted es ministro de Fomento y que hoy le llega un señor de provincias y, tal como están las cosas, le habla de modificar en un 25 por ciento el precio de los billetes aéreos entre las islas del Mediterráneo. Por supuesto, antes de que acabe la frase usted ministro, que está presionado por Hacienda, ya habrá interrumpido al forastero para decirle que sí, que por supuesto, que desde mañana se aplica el aumento, que con la necesidad de recursos que tiene Madrid, ahora mismito estamos aplicando un recargo. Y que si quiere no será del 25 sino del 50 por ciento.
La cosa se lía cuando el consejero de ultramar explica que no, que no era exactamente eso lo que iba a pedir sino que la variación de 25 euros fuera a la baja. La carcajada en el ministerio debe de estar resonando. Seguro que llamaron a los servicios de prensa para filmar la petición porque no es fácil que haya muchos consellers que se atrevan a ir a Madrid a pedir esto, hoy en día.
En fin: con el tiempo nos iremos dando cuenta de que se acabó lo que se daba y bastante tenemos si nos mantienen los descuentos tal como están hoy.