Mabel Cabrer ha dicho una obviedad que sulfurará a la izquierda: está bien oponerse a la gestión del Gobierno, pero no boicotear y obstaculizar los actos oficiales del Govern o de las instituciones públicas. Claro que tiene toda la razón, pero para muchos cuando la oposición viene de la izquierda, es más tolerable, es más simpática. Naturalmente, a cuatro años de las elecciones, es un poco pronto para mantener el ritmo de boicot de todos los actos públicos, pero ya verán como todo se andará.
La cuestión es bien sencilla: los que no tienen los votos y que llegaron al poder por una extraña carambola que nadie investiga porque todos sabemos de qué va, gobernaron tan tranquilamente como si fueran mayoría. Los que tienen los votos (pero no la inteligencia, que de eso no van sobrados) piden permiso para aplicar las políticas que anunciaron en su campaña electoral.
Ustedes verán: desde luego, gobernar no da derecho a todo, pero tampoco ser del PSM o de otras minorías es garantía de que la suya es la verdad. Todo ha de pasar por las urnas. ¿O no?