No hay nada como tener a un Zapatero en el Gobierno para que nuestras políticas duren unos días. Unas semanas. Ya hemos empezado a hablar de lo inevitable, que Televisión Española vuelva a tener publicidad. Porque no hay quien pueda mantener estos grifos abiertos a costa del erario público o, si prefieren, de nuestros bolsillos.
La cuestión es que el geniecillo de León, para quedar bien con Telecinco y con Antena 3 y que estas cadenas le ayudaran a ganar las elecciones (cosa que no hubiera logrado ni un mago de primera), decidió regalarles los 600 millones de euros anuales que ingresaba la Primera en publicidad. Para ello se sacó de la manga que en los grandes países la televisión de calidad no tiene publicidad, para que los anunciantes se marcharan a las cadenas privadas. Lo que no nos dijo el genio de León es que en esos países en los que las televisiones públicas no tienen publicidad, en realidad sólo Gran Bretaña, hay un canon que paga el coste de las mismas. Y que en otros países hay un canon más televisión pública con publicidad, como es Italia.
Pero no, aquí, como nunca nadie ha hecho un número, nos liamos la manta a la cabeza y nos tragamos todo el gasto de todas las televisiones públicas sobre el bolsillo del contribuyente, hasta que unos meses después el nuevo Gobierno descubre que esto no tiene arreglo y ya empieza a pensar en volver las cosas a donde estaban. O sea, a la publicidad, de nuevo.