La picaresca es algo muy nuestro, por lo que el negocio de la maría no me sorprende en absoluto, ya que aquí el que no corre vuela y ¿qué hay más rentable que plantar marihuana y después venderla a los colegas y a los amigos de los colegas? El negocio sólo tiene un problema: que llegue la Guardia Civil o la Policía Nacional y te deje sin stock, pero mientras esto ocurre el riesgo es mínimo, las ganancias importantes y la calidad del género asegurada.
Plantas de marihuana las hay por toda Mallorca, en el campo, en los jardines y en las terrazas, tanto para consumo propio como ajeno, así que no es raro que en tiempos de crisis la oferta haya aumentado, aunque tal y como están las cosas dentro de nada la demanda va a caer en picado, salvo que se venda a precio de saldo.
Y mientras tanto, al que se la roban calla, porque ya me dirán ustedes quién va a ir al cuartel del pueblo a denunciar que se la han robado, o a la Policía Nacional a decirle que han dejado su jardín o su terraza como un erial. Nadie.
Lo que de verdad importa es la educación, dar a conocer los riesgos de la maría, regular su uso terapéutico y dejar que el negocio se hunda por si mismo.