Guerra, ¡A buenas horas, mangas verdes!

Alfonso Guerra, el que otrora fuese el “enfant terrible” de los socialistas, el que decía lo que Felipe González no se atrevía, ha vuelto por sus fueros y ha salido a la palestra a dejar claro que ni ser joven ni ser mujer es un aval para liderar el PSOE durante los próximos años y aspirar a la Presidencia del Gobierno. Guerra, de nuevo, ha dicho lo que los demás no tienen valor para decir, que ni los años ni el sexo son un valor añadido sino la valía del candidato. Y es cierto, pero sus palabras llegan muy tarde, porque, después de haber permanecido callado todos estos años mientras la política de Zapatero nos llevaba a un estado de ruina del que nos costará años salir, ¿qué autoridad moral tiene para hablar ahora no sólo de candidatos idóneos para reconducir el partido sino, lo que es peor, decir que los resultados electorales le dan escalofríos? ¿Es que no sabía desde hace tiempo el señor Guerra que los socialistas iban hacia la debacle? ¿Por qué no sintió esos escalofríos cuando la economía española se desmoronaba y salió a decir que íbamos por muy mal camino? Ahora no tiene remedio, pero si al menos ha servido para que el PSOE haga autocrítica, reconozca sus gravísimos errores y la ineficacia de Zapatero, e inicie una nueva etapa, bienvenida sea la vuelta de Alfonso Guerra a la arena política.