Miércoles 02 de septiembre de 2015
La violencia de género es un proceso que se va instaurando de manera progresiva, adoptando diferentes formas, a medida que progresa tiende a hacerse más grave y las repercusiones sobre la salud son más severas, apareciendo síntomas que se relacionan con la frecuencia y gravedad del maltrato. Los efectos sobre la salud pueden darse a corto, medio y/o largo plazo.
La violencia de género se da en todos los países y ámbitos, en la vida de pareja y en la vida comunitaria, contra mujeres de cualquier edad y condición social. No podemos olvidar el efecto “iceberg” de la violencia de género, porque sus victimas no lo manifiestan y desgraciadamente es infradiagnosticado, a pesar de todas las campañas de sensibilizacion que se están haciendo. Precisamos hacer más esfuerzos a todos los niveles, sobre todo en los preventivos.
El umbral de visibilidad de la violencia es individual y lo tenemos todos (mujeres, hombres, profesionales y pacientes). El grado de percepción de la violencia contra las mujeres es muy diverso y cuando disminuye la gravedad de los hechos violentos y se acercan a los micromachismos no queda tan clara la identificación. El umbral de visibilidad corresponde con el umbral de tolerancia que cada persona tiene de las diferentes conductas.
Luego es un objetivo terapéutico (en el trabajo con las afectadas) y es un objetivo profesional (con nosotros mismos) bajar el umbral de visibilidad.
No todas las mujeres que sufren un maltrato tienen las mismas consecuencias, hay una serie de factores que van a influir: duración y gravedad del maltrato, atribución del maltrato, subjetividad de la mujer , fortaleza intrapsíquica, estrategias de afrontamiento , recursos personales y su soporte social.
Nunca hay que olvidar que muchas veces no se precisa llegar a la violencia física grave para destruir la salud y el bienestar de la mujer.
Las consecuencias en la salud de la mujer son devastadoras, presentando síntomas y lesiones físicas, síntomas en la esfera sexual, síntomas ginecológicos, síntomas psíquicos, disfunción social y un gran impacto en el bienestar emocional de los hijos e hijas.
Las características de los síntomas físicos son: persistentes, no se suele identificar patología orgánica, apenas mejoran con los tratamientos habituales y casi siempre se acompañan de síntomas psíquicos.
Por eso es muy importante el papel del medico de atención primaria, que tienen que hacer siempre una búsqueda proactiva para la detección precoz.
Los síntomas físicos generales suelen ser: cansancio, sensación de mala salud, cefaleas, dolores crónicos (osteomusculares), problemas gastrointestinales, transtornos alimentarios, fibromialgia y quejas somáticas.
Existe una mayor vulnerabilidad psicosomática por lo que aparecen o empeoran las enfermedades existentes: cardiovasculares, asma, diabetes, Más problemas de salud general y un funcionamiento físico reducido
Dentro de las lesiones físicas destacan las lesiones traumáticas: Fracturas, contusiones, hematomas, rotura de tímpano. Son múltiples y presentan diferentes modalidades y estadios. Muchas de ellas ocultas. Sobre todo en cabeza, cuello y tronco. A mas repetición: mayor gravedad y mas aturdimiento físico y psíquico.
La violencia es la primera causa de lesiones traumáticas en las mujeres.
Ya lo saben tolerancia cero.
Pero recuerden aun, aquí y ahora que estamos en derrota pero nunca en doma. ( seguirá)
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