Domingo 30 de agosto de 2015
En estos días la mayoría de los medios de comunicación, incluido este medio, nos han hecho saber que unos hackers han puesto en jaque a más de treinta y dos millones de personas en los cinco continentes, por supuestas infidelidades.
Ashley Madison, para los que no estén informados al respecto, es una página de contactos personales, citas y sexo.
Por lo visto unos hábiles piratas de la red con su pericia han accedido a toda la información confidencial y chantajeado a la empresa en cuestión, con el fin de hacer su agosto. Al no haber llegado a ningún acuerdo pecuniario con los hackers, éstos, vía Internet han dejado al descubierto a todos los usuarios de Ashley Madison: la friolera de 32 millones de presuntos infieles.
La repercusión parece haber sido justiciera y desproporcionada. Abarca a todo tipo de gente: políticos, gobernantes, fuerzas armadas, diplomáticos, importantes empresarios, gente mediática, hasta llegar al tendero de la esquina. Las consecuencias tampoco se han hecho esperar: dos suicidios, infinidad de demandas de divorcio, renuncias y cesiones en cargos laborales, etc..
Una parte de estos contactos son homosexuales, y para colmo el vivir en un planeta habitado por una sociedad ampliamente retrógrada complica todavía más las cosas. En algunos países la homosexualidad está penada con la muerte: Qatar, Arabia Saudita, Emiratos, Irán, Nigeria, Mauritania... Y en otros, castigado de forma implacable el adulterio y cuando se trata de una adúltera mucho peor.
Queridos lectores, cuando leo las noticias que acabo de comentar siento lástima y decepción. En el siglo XXI todavía permanece en el ser humano el primate del paleolítico o tal vez algo peor. Los homínidos evolucionaron. Lo nuestro es una regresión al absurdo.
Matar, torturar, secuestrar, maltratar, esclavizar (incluidos salarios basura), robar y malversar, etc… son actos execrables y abominables que dependiendo de los intereses del momento nuestra hipócrita civilización pasa de soslayo; es decir, lo permite y mira hacia otro lado. Pero luego nos escandalizamos por supuestas infidelidades que todo el mundo imagina, sabe, intuye y tolera.
Biólogos genetistas, sociólogos y antropólogos hace varios siglos lo dejaron muy claro: al igual que casi el resto de las especies, la raza humana es polígama por naturaleza.
La fidelidad es un invento. Un acto de fe contra natura. Nuestra genética no está diseñada para permanecer toda la vida al lado de un solo compañero o compañera. Los puritanos tal vez se ofendan pero la poligamia anida en nuestro genes. ¿Porqué tanta hipocresía?. Siempre ha sido así, una verdad oculta.
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