OPINIÓN

Siempre Grecia

Domingo 19 de julio de 2015
Desde la época de las tragedias de Sófocles y Eurípides Grecia no había vuelto a estar tan de moda. Esos últimos tiempos los medios de comunicación no han dado tregua ni han escatimado esfuerzos para vaticinar el apocalipsis heleno. Las malas noticias resultan más morbosas cuando no hay escapatoria: “cuando solo se puede pasar de muy mal a un todavía peor.”

Grecia por mérito propio y circunstancias de la historia ha sido el principio de todo. El origen de la democracia. El comienzo de una Europa culta y civilizada que ahora mismo nos cuesta mantener. Representó varios siglos antes de nuestra era, el punto de inflexión que cambiaría el destino de Europa. Se nutrió con la ciencia y cultura del imperio egipcio y Atenas se convirtió en el centro de estudio y sabiduría durante siglos. Nació la filosofía, evolucionó la ciencia, el concepto de arte cautivó por su elegancia y sobriedad, se cultivaron infinitas disciplinas y el pensamiento libre perduró en su polis durante mucho tiempo. Un ejemplo es Diógenes: maldijo a muchos gobernantes y no dejó títere con cabeza sin ser sometido a persecución o represalias.

Posteriormente, toda esa inmensa riqueza de pensamiento y cultura sería heredada por Roma que a su vez canalizaría al resto de pueblos subyugados a su imperio.

A veces cuesta entender como algo tan colosal pueda llegar a convertirse en algo tan ruinoso. Ni Leónidas de Esparta ni Aquiles el invencible lo entenderían. Imagino que el paso de los tiempos conduce a los pueblos a la amnesia. El centro del universo tras más de veinte siglos se convierte en un país turístico, luego periférico y ahogado por deudas insalvables.

Los actuales ciudadanos griegos, a diferencia de sus ancestros, no se han preocupado demasiado por la política, pero la política sí se ha ocupado de ellos. La ruina económica, que también social y moral, es fruto de varias generaciones de gobernantes corruptos y sin escrúpulos instalados en el poder. Unos bancos alemanes que desde hace más de una década con la usura hicieron su negocio. Y una Europa ciega y taciturna que solo ha sabido huir hacia adelante.

La cobardía es la madre de todo fracaso y en esta historia nadie ha querido ver, nadie ha sabido qué hacer y todo el mundo se ha refugiado bajo su ala.

Pero ahora es ya un poco tarde para lamentos. Parece ser que hemos postergado su banca rota durante un tiempo. La otra opción era enviarlos a un limbo de miseria y olvido. Necesitamos que el gran Alejandro regrese y les libere a todos.

Pobre Grecia. Siempre Grecia.

 

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