María Juan | Lunes 09 de marzo de 2015
Ha empezando el desfile electoral. Van todos acicalados al fotógrafo. Lucirán sus mejores galas, sus peluquerías y un buen traje, aunque algunos han perdido credibilidad. La simpatía y la confianza de los electores hace tiempo que quedó disuelta. Lo hizo en la mierda de realidad que le está tocando al pobre pagar.
En fin, ellos y ellas preparados y listos, al cartel.
No se entienden algunas decisiones de mandar de cabeza de lucha por los votos a personajes que han representado al pueblo con indignidad máxima. Machistas, presuntos estafadores, presuntos ladrones, presuntos muchas cosas y Esperanza Aguirre. En fin, sólo podemos alucinar ante algunas elecciones.
Mariano Rajoy no despierta simpatías, ni siquiera entre muchos de los suyos. Ni entre sus votantes. No tiene pizca de gracia, ni carisma, ni se le imagina un pelín de humanidad más allá de sus barbas. Y sí, inexplicablemente está al mando.
Después está José Ramón Bauzá que és algo así como un señor estirado y ajeno a la realidad de estas islas. Muy, muy ajeno. No cae simpático tampoco, ni despierta pasiones, ni por supuesto confían en él. Bueno, Mariano Rajoy sí. Aten ustedes mismos los cabos.
Pasa lo mismo en la otra parte del ring. A Francina Armengol no se la cree nadie. Insisten ellos, los suyos en presentarla joven, preparada y con vocación de servicio social. Con las ideas a la izquierda muy claras, conociendo lo que pasa en la calle y además sabe cómo hay que arreglarlo. Desde hace años y años, la vemos en los carteles.
Su jefe de Madrid está empezando. Hace lo que puede o debe, y nos sorprende a menudo. Pero sus resultados se verán más adelante. Seguro que sale bien en las fotos, es guapo y a veces, poco creíble. El tiempo le juzgará con ayuda de los ciudadanos.
Estos son los contrincantes que creen estar solos en el ring, pero la arena da para muchos más. Aquellos que ya no distinguen izquierdas ni derechas, sino derechos y deberes, pasado y apuestas de futuro juegan. Saldrán a por resultados en próximo mes de mayo.
Estamos impacientes porqué mayo es un mes muy propicio para airear, renovar y sí, también para apostar por la ilusión. Tenemos un examen.
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