OPINIÓN

Podremos. ¿Sabremos?

Jaume Santacana | Martes 10 de febrero de 2015
La población está desconcertada. Las élites, la “casta”, creían que lo tenían todo ganado. Una vez desquiciado el comunismo y su sucedáneo edulcorado, el eurocomunismo, consolidaron –sin vergüenza- el Estado de derecho y la tan cacareada economía de mercado. Fallecida la Segunda Guerra Mundial y el posterior período de “guerra fría”, consideraron que Occidente había vencido. Se liberalizaba el sistema capitalista que suplantaba –sin tapujos- al Estado. Desregularización salvaje. El “mercado” es la nueva deidad: rechaza, acepta, niega, impone, aconseja, absolve, condena, premia y consagra. Todo.

Pero tal  como proclaman algunos anglosajones –tan pleclaros ellos- nadie puede engañar a todo el mundo durante toda la vida. Bajo la realidad de que se está instalando un “socialismo de Estado” para los más poderosos y un neoliberalismo para la clase media y los que viven catastroficamente, los pobres, se abre una inmensa brecha. Tremenda desigualdad y su consecuencia práctica: la corrupción. ¡Grave riesgo!

Podemos: el canal adecuado para proyectarse. Jugada inteligente. Enmascarados por un bien estudiado movimiento de indignación ciudadana, fácilmente constatable, se siembra el viento social y se recogen tempestades políticas. Y ahí están, como la Puerta de Alcalá, mírala, mírala… Con una dosificación precisa entre don Alejandro Lerroux, Hugo Chaves y un discreto toque de perfume musoliniano (al más puro estilo “tiramissú”: poco cruel pero apetitoso, desde el punto de vista de la retórica y la oratoria), los profesores universitarios de estilo asambleario y votaciones a manos alzadas, se están erigiendo –a las órdenes de batutas mediáticas- en los nuevos salvadores de la patria: linces políticos, másters en demagogia y cinismo de primera instancia (clásicas armas, por otro lado, de todos los demás partidos; o casi todos) y espabilados de la comunicación y del manejo pulcro de las denominadas redes sociales, Podemos se ha situado en primera línea de la confrontación política española.

El principal motor de esta egregia operación política se basa en la simple observación de lo primario, en el estudio de las posibilidades reales de encontrar un hueco generoso (situado en el epicentro de la ya citada brecha) y, sobre todo, en el miedo. Miedo del personal de perecer en la miseria y miedo generalizado del resto del paisaje político a perder las prebendas adquiridas.

La pregunta es: ¿Llegará esta formación fortalecida a las distintas elecciones previstas para este 2015? ¿O bien la cosa se desinchará espectacularmente con el tiempo, la ayuda de las portadas más beligerantes y persistentes de la prensa más retrógada y un poquito del ahogo del PSOE?

¿Podemos? Sí. ¿Sabremos? A los votos me remitiré.