EDITORIAL

Més debe recobrar la unidad

Viernes 28 de noviembre de 2014
Todo proceso interno de primarias es muy complicado para cualquier partido. Deja heridas, pero la dinámica democrática finalmente las cura. En el caso de Més las primarias abiertas a toda la militancia todavía han sido más difíciles porque se trata de una coalición de partidos. con el PSM, Iniciativa, els Verds y Esquerra Republicana implicados. A su vez, se han podido presentar todos los independientes que lo han deseado. Entre aspirantes al Parlament, al Consell y ha Cort dieron un paso al frente alrededor de 150 candidatos. Eso da idea dela complejidad del proceso.

Como es sabido, hubo mucha tensión antes y después del 15 de noviembre, día de las votaciones. Antes porque se conoció una lista de favoritos propiciada por PSM-IV que marginaba a Esquerra Republicana excepto una candidata crítica hábilmente colocada. Esta lista fue puntualmente publicada por mallorcadiario.com. Lo que tenían que ser unas primarias adquirieron el oscuro tono de un golpe de mano encubierto contra el presidente de Esquerra, Joan Lladó.

Otro factor que produjo tensión fue que uno de los candidatos simpatizantes de Esquerra, el presidente de los senegaleses, Madiop Diagné, propició que se inscribieran 200 compatriotas suyos. Era perfectamente legal. Pero los nervios se desataron en las filas del PSM-IV. Finalmente, los resultados dieron una clara victoria al bloque PSM-IV aunque Esquerra obtuvo un meritorio apoyo con cerca del 30% de los sufragios.

Pero a los pocos días estalló la polémica. Esquerra habló de irregularides en algunos puntos de votación y Diagné se quejó amargamente, hablando en catalán, de que había padecido trato racista o xenófobo cuando fue a votar. El fantasma de tics que recordaban al Ku Klux Klan flotó sobre el ambiente durante unos días. Por fortuna, se superaron rápidamente. Pero el aparato de Més actuó con contundencia y suspendió cautelarmente a Lladó de la cúpula de Més. Paradójicamente, Lladó salió fortalecido de la embestida porque la dirección de Esquerra Republicana le refrendó por amplísima mayoría.

Ahora llega la hora de sellar las paces. Se trata de partidos que tienen muchas más afinidades ideológicas que diferencias. El electorado progresista no entendería una ruptura cuando faltan pocos meses para las elecciones. Y el gesto de generosidad corresponde a los vencedores. Es una ley histórica: no hay victoria auténtica sin magnanimidad ni derrota superable sin altivez. Corresponde a Biel Barceló curar y sanar las heridas y ser fraternal con Joan Lladó, que ha defendido con dignidad su postura y la de los suyos. La unidad pasa por la mano tendida de Barceló, por reconocer la valía de Lladó, por respetarle, por reconocerle como un gran activo de Més y por retirarle la sanción.

Así, y sólo así, se avanza en democracia.

 

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