Armando Pomar | Martes 18 de noviembre de 2014
Me han regalado una manta para el frío. Una de esas que se colocan durante el invierno en el apoyabrazos de las butacas y los sofás. Es muy moderna, de tonos cálidos, y muy agradable al tacto. Y me la regalan para que me tape cuando estoy en el sillón leyendo un libro o escuchando música. Me hace gracia, pues recuerdo la imagen de mi abuela, sentada en su mecedora, tapadas las piernas con una manta y escuchando la radio. Y me pongo a pensar, que es gratis, sobre lo antiguo y lo moderno. Sobre lo que nunca pasa de moda y sobre las modas que vuelven. Y en este caso, el de la manta, me cuadra.
Primero porque me la regalan como un buen regalo, las verás expuestas en todos los escaparates de complementos de hogar y tiendas de muebles. Es un artículo moderno y a la vez eterno. No solo por su utilidad contra el frío, también por su valor decorativo y práctico. De hecho, en muchos salones están las mantas para terminar de dar un toque de color a la butaca o a la lounge. Incluso, se salvan muchos sillones que ya están para tirarlos, al colocar sobre ellos una manta que les da el valor que ya han perdido. Una manta, que me recuerda a la de Linus Van Plet, el hermano de Lucy la amiga engreída y estúpida de Charlie Brown y que me invita a ponérmela sobre mis piernas y sentirme placidamente confortado con su agradable textura. Será que me he vuelto mayor? Será que estoy acipotando? Será que me está gustando esto de estar en casa, con mi música y mis autores favoritos. No se por qué será, pero algo en mi está cambiando. Y cuando se lo cuento a la mujer, que me ha regalado la manta, ella asegura que me estoy convirtiendo en persona. Que ya está bien de gastar tanta electricidad o gas con la calefacción, joder el medio ambiente, darles beneficios a las empresas suministradoras de energías, que nos roban con guante blanco, y además, ya es hora de aprender de nuestros mayores.
La manta se ha utilizado siempre, incluso en los automóviles modernos. Así que, por esas mil razones utilicen una manta. Seguro que se sentirán mejor.
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