La explosión

Llegados a un punto en el que no parecía haber retorno, con el equipo colista y el club asfixiado, el Mallorca ha reaccionado de una forma abrupta e inesperada. La explosión la ha propiciado un tipo imberbe que debería estar jugando en el juvenil; o un central del que nadie había oído hablar; pero también la determinación de Karpin, que ha movido el avispero hasta que ha encontrado una solución.

Lejos de atrincherarse en sus ideas primarias, el entrenador ruso ha ido probando sistemas y jugadores hasta que el Mallorca ha empezado a ser reconocible.

Es posible que este par de buenos resultados ante rivales de la zona baja no sean más que algo temporal, pero la ilusión que ha generado es tan desproporcionada como el dolor que ha acumulado el mallorquinismo en los últimos dos años. Así que es hora de disfrutarlo, que no es poco. Llegarán tiempos para evaluar si esto es definitivo, si al final acabaremos luchando por ascender o por bajar. Ahora es momento de relamarse.