EDITORIAL

Núria Riera ante el sentido común

Viernes 26 de septiembre de 2014
La llegada de Núria Riera a la Conselleria d'Educació ha de suponer también el aterrizaje del sentido común en un departamento que ha estado marcado hasta ahora por un excesivo voluntarismo y un conocimiento limitado de la realidad docente. Es imprescindible para el Govern que Riera sepa manejar con habilidad el freno de mano para reducir el ritmo vertiginoso que se ha imprimido a Educació en los úlltimos años cuando lo que necesitan los centros docentes es, ante todo, calma y serenidad para desarrollar su labor. El TIL debe pasar a segundo plano, pero sin renunciar a su espíritu y a la bondad de sus objetivos.

Es necesario apelar ante todo a la profesionalidad para sacar adelante el curso con dignidad debe ser el principal deseo de la nueva titular. Su predisposición al dialogo con los representantes de los decentes ya dice mucho de la más importante misión de Núria Riera.

No hay duda de que Educació ha sido y es aún la piedra en el zapato del actual Ejecutivo autonómico. Los otros departamentos del Govern funcionan notablemente bien. Los consellers García en Economía, Marí en Hisenda, Sansaloni en Salut, Company en Medi Ambient o Martínez en Turisme, entre otros, están haciendo una buena labor en época de crisis, sacando adelante de manera en conjunto plausible sus respectivos proyectos con mucho consenso social a sus espaldas.

Este es el ejemplo en que debe inspirarse Núria Riera. Debe dejarse de empecinamientos que a nada conducen y actuar con toda la habilidad posible manteniendo el anhelo de una sociedad trilingüe pero desde el consenso y huyendo de todo lo que sea crispación. En política son tan importantes los pasos atrás como los pasos adelante cuando se atiende a las reglas de la lógica. Este es, sin duda, el deseo del president Bauzá y de sus colaboradores más próximos en el Consolat, que querrían que el orden se imponga al desconcierto y las armonía a la confusión.

Hay un factor a tener muy en cuenta. Joana Maria Camps era la consellera más floja del Govern, muy por debajo en capacidad política al resto de sus compañeros. Los errores, meteduras de pata e insuficiencias de Camps han sumado mucho al incremento de la tensión. Ahí radica buena parte del alto voltaje vivido. Esa es la primera lección que debe aprender Riera. Necesitará mucho nivel político y mucha mano izquierda para reconducir la situación y para que su departamento deje de ser farolillo del Govern.

Pero si se lo propone y sabe inyectar calma, dialogo y tacto, Núria Riera puede dar pasos importantes para conseguirlo. Un factor cuenta mucho a su favor: la sociedad ya está harta de tanto escándalo cuando lo que está de verdad en juego es la formación de sus hijos, que es la primera inversión en todas las sociedades desarrolladas,

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