OPINIÓN

Notas de Bélgica (y2)

Jaume Santacana | Miércoles 13 de agosto de 2014
Los belgas padecen una cierta tendencia al desorden. Sin llegar a ser caóticos viven sometidos a fenómenos de cualquier índole que les proporcionan una enorme desestabilización y un grave desconcierto.

El país es y ha sido regido por Leopoldos, Balduinos y Felipes y la gente no acaba de encontrar su lugar en el mundo…de momento ; realmente, agotados por circunstancias que no pueden controlar, los belgas de Bélgica intentan sobrevivir al presente a base de cerveza y otras alegrías.

Su meteorología, por ejemplo, es salvaje y no responde a ningún tipo de lógica ni racionalidad. Llueve a cántaros y medio minuto despues luce un sol tímido y avergonzado que parece alimentar alguna esperanza de futuro ; y medio minuto despues el cielo deviene siniestro y se rompe en millones de gotas acuosas nuevamente. Así es imposible ; no hay método.

Políticamente, la inestabilidad se muestra igual de turbulenta y resolutiva. Francófonos y neerlandeses se enzarzan en mil y una discusiones y luchan encarnizadamente por obtener el control de Bruselas, la capital, tal y como si se tratara de Jerusalén. Además, veranean los unos en casa de los otros seguramente para joder. Así no hay manera.

A los belgas les duele el espíritu. No se ven, no se saben ver ni en un espejo. A pesar de todo, entre las distintas tribus, el pueblo llano ; en general, produce tipos maravillosos ; gente positiva, inteligente, sensible y con corazón caliente que se enfrenta a sus múltiples adversidades con ánimo de combate y un humor excelente. Aficionados al desorden, tambien.

Algunas cosas unen a los casi divorciados moradores de esta tierra mojada (hasta la luz es húmeda) y ventosa : los mejillones a mansalva, las patatas fritas, las anguilas, las endivias, las vacaciones en Marbella y, sobre todo, la cerveza (Bélgica es el primer consumidor de cerveza del planeta por habitante y litro). Algunas marcas del prestigioso líquido dorado ofrecen nombres que garantizan un beber musculoso y solemne : Delirium Tremens, Muerte súbita, Lucifer, Te Deum o El diablo rojo.

La cerveza (en el país donde se inventó el saxofón, seguramente uno de los grandes inventos de la historia de la Humanidad) unifica, fortalece, cohesiona y estabiliza la vida a sus sufridos habitantes y, de paso, les regala la alegría que el cielo y la política les niegan, elevando sus espíritus a la categoría de la racionalidad más exuberante.

Algún día, los belgas sabrán quíen son.

NOTA : para aquellos que lo ignoren y quieran profundizar sobre el conocimiento de Bélgica, les diré que los teclados de sus ordenadores tienen todas sus letras y signos completamente cambiados de lugar, con lo cual escribir un triste artículo se convierte en un infierno para un ser humano normal ; vamos, que es un conazo (no existe la letra N con tilde) de órdago.

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