OPINIÓN

Todos cocineros

Gema Muñoz | Jueves 24 de julio de 2014
El Gran secreto ha sido desvelado. Una mallorquina gana la última edición de Masterchef el programa de moda en la televisión de nuestro país.  Los programas de cocina o cocineros son la tendencia entre el público español. Atrás han quedado los chistes de Arguiñano y sus recetas.

Primero fue Operación triunfo, la sociedad española se lanzó a los karaokes o el baño de casa a ensayar para presentarse a los castings. Ahora todos quieren ser chef, ahora todos quieren ser protagonistas en la cocina y en la tele.

Imagino que este creciente interés por la gastronomía se debe a que según algunos estudios, la cocina y  los cocineros españoles han consolidado internacionalmente la marca España. Vamos, de aquí a Hollywood. Sí, estoy siendo irónica, pues no puedo dejar de preguntarme que estamos haciendo.  Incluso se ha creado un concurso para los niños, y no es que me parezca mal, pero antes eran las familias y padres quienes anhelaban, convencían u obligaban a sus hijos a ser médico o abogado; ahora son los medios de comunicación quienes les persuaden con el mensaje.

Por eso lanzo algunas preguntas, ¿Alguien se acuerda de los participantes de Operación Triunfo? ¿Y de Gran Hermano? ¿Cuántos han llegado a consolidar su carrera? Volviendo al tema, ¿Hay espacio para tanto chef?  ¿Llegarán todos a ser grandes estrellas Michelin?  Probablemente no, el talento habita en cada ser humano, eso es indudable, pero se expresa de diferentes maneras y en distintos niveles, no todo habitante del planeta tierra,  puede llegar a lo más alto, no porque no quiera, sino porque los espacios en el primer sitio son pocos y los candidatos muchos.

Como padres queremos lo mejor para nuestros hijos, les motivamos e incentivamos para que consigan hacer realidad sus sueños, pero  ¿En realidad son los suyos? ¿De verdad van a ser más felices siendo el número uno? ¿Que pasa con la poca preparación ante la frustración que soportan las nuevas generaciones? Continuamente medios de comunicación y padres, les invaden con mensajes que para mí no son reales. Todo el mundo no puede ser famoso,  todo el mundo no  puede ser una estrella Michelin ni todas las niñas pueden ser modelos o cantantes de folk.

Quizás es el momento de enseñar a niños y jóvenes a ser felices sin grandes expectativas, esto no quiere decir que no se tenga ambición, sino simplemente que siempre exista ese toque de realidad. Quizás es el momento de pensar que no está mal  ser el segundo o tercer lugar, siempre que hagas aquello que te guste, aquello que haga tu vida más feliz. Ser el primero no es imprescindible, porque ser el primero requiere enormes sacrificios, exige dejar de lado muchas cosas y no todo el mundo está preparado para ello.

Al final, lo que importa es sentirse bien con uno mismo, ser feliz, disfrutar de las pequeñas cosas de cada día, ser consciente de todo lo bueno que la vida nos da.  No es resignación, es aceptación, y goce de simplemente ser.

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