Armando Pomar | Martes 22 de julio de 2014
Me sorprende el silencio que está rodeando a la más interesante de las noticias de estos últimos tiempos: la aprobación de la Ley del Suelo y de sus reglamentos en cada una de las islas. Mañana, el consell de Mallorca aprueba, inicialmente, el suyo.
Una ley que merecería llamarse la Llei Company, por Biel Company, el conseller que la defendió en el Parlamento.
Biel, qui t’havia de dir, que tú series el que arreglaría el desgabell de les construccions a sol rústic.
Él, que de esto sabe mucho, ha estado muy bien asesorado por infinidad de técnicos, abogados, urbanistas, anteriores responsables de la ordenación del territorio y por el Partido Popular. El PP es quien ha redactado la norma, que su gobierno aprueba para resolver un problema histórico: las casas construidas ilegalmente en suelo rústico.
La oposición dice que es una animista a la carta. Los ecologistas dicen lo mismo. Pero solo han dicho esto. Y eso que hay mucho que decir. Sobre todo, en esta época en que se piden responsabilidades a todos los que tocaron dinero en anteriores legislaturas, nadie se atreve a pedir explicaciones de los veinte mil desaguisados que se han producido en TODAS LAS ISLAS, y en la mayoría de los 67 municipios.
Yo fui testigo de la primera y creo que única vez que se ha derribado una construcción ilegal en suelo rústico. Fue por orden del alcalde socialista de Palma, Ramón Aguiló, en la zona del actual campo de Son Bibiloni y recuerdo los llantos de la familia que se quedaba sin su casa. Ahora se da la oportunidad de legalizar algunas de las “casetes per fer torrades”, algunas de las cuales tienen 4 habitaciones, dos baños, dos salones, piscina y jacuzzy. Muchos alcaldes de todos los partidos están contentísimos. Al fin el municipio obtendrá algún beneficio de esas casas, que no se pueden derribar.
Algunos dicen que, el PP, lo que pretende es tener contentos a unos 20.000 propietarios de construcciones ilegales.
Serán tantos los votos????
Todo sea por ordenar lo ingobernable.
Pero no hay que olvidar la rabia que muchos tienen porque fueron legales, no construyeron y se quedaron sin casa. Y ahora ven como el vecino, pagando será feliz…. pues es una “tocada de collons”.
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