Ricardo Arozarena | Lunes 09 de junio de 2014
¡El Hombre! ¡Ese bicho en peligro de extinción! Según se lea y en qué ámbitos se haga, el hombre es un bicho en vías de exterminación.
Y hablo por experiencia propia, que los juzgados, o al menos los que me han tocado a mí, no están exentos de un barniz, de un perfume antihombre y si bien entre los hombres hay misóginos, tal vez haya mujeres andróginas o como quiera llamárseles. Si has tenido la desgracia de ser condenado por un `tribunal contra la mujer´, y se llama así, (no hay ningún tribunal contra el hombre) estás condenado enteramente, hayas hecho lo que hayas hecho. Yo fui condenado a 4 meses de alejamiento, 4 días de arresto domiciliario y 4 días de trabajo para la comunidad más las costas del juicio, por llamarle `gorda´ y decirle de seguido: “mira, es que deberías cuidarte, hacer más ejercicio, comer menos dulces, caminar más...”, en ese sentido. Era simplemente un juicio de faltas. Claro que fui citado a las 9h. de la mañana y el juicio no se celebró hasta pasadas la 1h. Y esa misma tarde a las 15h.30´ yo cogía un avión para la península. Para qué decirte de los nervios! Eso era el juicio, las 4 horas que tenía por delante en Alemania 3, 4ª planta! mi expareja, su madre y su sempiterna amiga en una sala, y yo yendo y viniendo por los pasillos. Las horas pasaban y yo cada vez más nervioso por la hora del avión que se acercaba. Era un juicio en vivo y en directo: qué hacía y qué decía y cuál era mi comportamiento hacia esa mujer. Yo no lo vi venir, fue una encerrona. En un momento me asomé a la sala donde estaban `ellas´ y les dije: ”Venga, acabemos con esta farsa”. Hacía 4 días que me había echado de casa de mis padres con lo puesto y con la policía por delante. No estaba en mis momentos más `amables´ digamos y aún así sólo dije que acabáramos con esta patraña. Fue lo más duro que se me oyó decir en 4 horas, pero me estaban buscando, me estaban esperando que saltara con insultos o agresiones. Así funciona el juzgado de violencia contra la mujer, si estás en un mal momento intentarán que sea peor, que explotes y te busques la ruina, porque lo que interesa es el enfrentamiento hombre-mujer, que no nos llevemos bien, que nos separemos y estemos en continua discusión. El juicio fue una pantomima, un exabrupto y a correr. No recuerdo exactamente lo que me preguntaron pero sí recuerdo que miraba al abogado contrario para responderle y me huía la mirada; le miraba a la fiscal, a mi abogado y al mismísimo juez y todos rehuían la mirada y yo como un tonto tieso delante del micrófono sin `apoyos´.
Soy un hombre, pero no por eso soy un insensible, noto perfectamente dónde soy bien recibido y dónde no lo soy. En el juzgado de `violencia contra la mujer ´ se han olvidado que hombres y mujeres podemos ser complementarios y que podemos entendernos y llegar a acuerdos, que podemos comprendernos y ver en el /la otro/a un reflejo de mí mismo/a. Comprensión y comprehensión, o lo que es lo mismo: Unión.
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