OPINIÓN

Panorama electoral

Josep de Luis | Viernes 06 de junio de 2014
Las elecciones europeas del pasado 25 de mayo han dejado una resaca política con consecuencias difíciles de prever.  La irrupción de "Podem" provoca un cierto desasosiego en la izquierda ideológica y se hace complicado vislumbrar tanto el orígen de sus votos como su comportamiento futuro.  Pensar que provienen de la abstención no parece un análisis acertado, puesto que el 2009 en las Illes Balears la apatía frente a las urnas fue del 62'35% y el 2014 del 63'54%, por lo tanto, resulta complicado justificar el 10'30% de votos obtenidos por la nueva formación a través de la movilización de votantes anteriormente abstencionistas.

Los casi 80.000 votos perdidos por el bipartidismo entre las europeas del 2009 y las últimas del 2014 pueden haber ido a parar, de forma dispersa, a otras opciones.  Unos 11.000 de los más de 38.000 dilapidados por el PP a UPyD, que ya obtuvo sobre 7.000 apoyos en el año 2009. Asumiendo esta posibilidad, falta por explicar la merma de unos 27.000 por parte del PP que se habrían volatilizado por razones diversas.

Una opción para intentar recuperar esta parte de electorado claramente perdido por el PP sería, trasladando la táctica a un escenario autonómico, poner en valor la coyuntura de una supuesta recuperación económica. Ello choca con el inconveniente de que las próximas elecciones al Parlament vienen inicialmente programadas para el último domingo de mayo del año 2015 y podrían no ser tan visibles los buenos resultados económicos de la temporada turística en ciernes. No obstante, la actual redacción del artículo 55 del Estatut d'Autonomia atribuye al President la facultad de disolver la cámara autonómica anticipadamente y ello le permite plantearse el escenario de unas elecciones autonómicas cuando las cifras económicas sean más positivas.  Por ejemplo al cierre de la temporada turística de este año 2014, sobre finales de octubre o principios de noviembre.

Si alguién en el PP hubiese valorado esta posibilidad, lo primero sería nombrar jefe de campaña y responsable de programas a una distancia temporal inusitadamente larga respecto de la teórica cita electoral.  Unos cuatro meses antes de las elecciones puede ser un tiempo prudencial, dejando al resto de partidos políticos descolocados ante el Decreto sorpresa de disolución del Parlament.  Los cargos, a elegir en una Junta Directiva Regional, deberían recaer en personas que cuenten con la plena confianza el President como, por ejemplo, Antonio Gómez y Mabel Cabrer.

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