María Juan | Domingo 01 de junio de 2014
Podemos les ha aterrorizado. Irrumpe un pequeño partido, capitaneado por desconocidos y encima con coleta, y vence. Ha sido el vencedor en estas últimas elecciones. Van los grandes partidos, los dos partidos mayoritarios y se pasman ante su propia derrota, al mismo tiempo que el pánico les lleva a despotricar y a desmerecer a los recién llegados. En realidad, a insultarles incluso.
Lástima. Su prepotencia les ha llevado a la derrota, su mala gestión y la escalada de corrupción en sus filas, a la desconfianza total de sus electores. Incluso los fieles votantes del PP decidieron descansar el domingo electoral. Los machacados y humillados votantes del PSOE hace tiempo que desesperan en el desierto. Nadie ha hecho autocrítica, para qué.
Acaso pretendían convencer a una sociedad desmotivada, triste y empobrecida. Sin esperanza, sobrepasada por un negro presente, sin líderes y con un sistema anticuado y corrupto. Esto es lo que ofrecen los dos grandes partidos, parapetados en su intercambio de poltrona.
PP y PSOE pecaron de ilusos, o tal vez siguieron creyendo en el efecto adormidera que provoca la política en los ciudadanos, por norma general. No prestaron atención a la larga lista de pequeñas formaciones que también representan a la sociedad. Aunque en realidad, a quién no prestaron atención fue a la sociedad en sí, a sus demandas, a sus gritos, al por qué de sus manifestaciones, de esos escraches demonizados, al clamor de la calle ante la desesperación de los desahucios, al éxodo forzado de una generación, al rechazo a una clase política corrupta o tolerante ante esta corrupción, al desmantelamiento de un sistema de bienestar que con defectos, ayuda al ciudadano más indefenso, a la destrucción de una sanidad pública y a maximizar las desigualdades hundiendo la enseñanza pública. En fin, a todas estas fantochadas de radicales, sin ideas democráticas, perroflautas y descerebrados, que vulneran los espacios públicos y se manifiestan cual salvajes, mientras una inmensa mayoría les apoya en silencio desde sus casas y en las urnas.
Los grandes partidos no quisieron oir al pueblo, y esta vez el pueblo ha gritado alto y claro. Ha dicho basta! Ha salido a votar diciendo que esto no puede seguir así.
La sociedad ha sido la clara vencedora y PP y PSOE los perdedores, los representantes de una manera de hacer política vergonzosa, inútil y destructiva. Podemos ha sido el instrumento que han utilizado los votantes para hacerse oir.
Ahora a todos les toca tomar buena nota y ponerse a trabajar. A todos.
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