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El hombre acusado de asesinar a su expareja el 31 de marzo de 2013 en el piso de Palma que compartían ha admitido ante el jurado que le juzga que
la mató de una cuchillada, aunque no tenía intención de hacerlo y
actuó cegado por el alcohol en un arrebato de celos: "Perdí la cabeza".La abogada de oficio que le defiende, que pedirá su absolución del delito de asesinato, ha asegurado que el acusado, marroquí de 39 años,
"sufrió un trastorno fulgurante que le hizo perder el control" después de que la mujer, que "venía jugando con sus sentimientos", le dijera que había estado con otro hombre.La Fiscalía, que solicita para el homicida 16 años de cárcel, intentará probar al jurado que el hombre la mató mientras estaba totalmente indefensa en la ducha por no asumir que ella hubiera decidido acabar con la relación que habían mantenido.
"No estaba loco, estaba enfadado", ha afirmado la acusadora pública, que sostiene que el asesinato se cometió con la agravante de parentesco, dado que agresor y víctima habían sido pareja, aunque también habría que aplicar la atenuante de confesión porque el hombre, tras ingerir sosa cáustica, se dirigió en taxi hasta la jefatura de Policía de Palma para contar lo que había hecho.