Viernes 25 de abril de 2014
Una simple reforma circulatoria en la autopista del aeropuerto y una relativamente pequeña inversión efectuada por Cort ha resuelto un problema de considerables proporciones que afectaba a miles y miles de ciudadanos que viven o trabajan en la zona del Portitxol. Ha bastado un pequeño desvío de tráfico para salvar a infinidad de personas de tener que hacer giros absurdos y enormes dentro de Palma para tener que dar la vuelta y poder entrar con el vehículo dentro de este núcleo, cada vez más importante para la ciudad.
Lo que asombra es que se haya tardado tanto tiempo para acometer esta pequeña-gran reforma. Se ha ahorrado tiempo, atascos, situaciones embarazosas e incluso algún que otro accidente a infinidad de personas con sólo aplicar unas migajas de sentido común.
A veces la sencillez es lo más difícil de conseguir cuando se abordan los problemas públicos. Está claro que en los asuntos colectivos lo más difícil es alcanzar la simplicidad, hija predilecta de la imaginación inteligente. La reforma del acceso al Portitxol es un claro ejemplo de ello. Convendría que Cort tomase buena nota de este paso y pensase en iniciativas semejantes en otros puntos de Palma que aún permanecen huérfanos de sentido común. Valdría la pena que se empeñasen en una tarea tan bien vista por la colectividad.
Los ciudadanos son muy sensibles y valoran las acciones fruto del talento. No es necesario acometer grandes inversiones para contentar a los administrados. Basta actuar con la cabeza y conseguir logros importantes con pocos recursos. El avance en el Portitxol es emblemático. Ojalá le dure a Cort esta racha de aciertos durante mucho tiempo.
Noticias relacionadas