EDITORIAL

El cómic del vacío

Sábado 19 de abril de 2014
La publicación de un cómic por parte de la Assemblea de Docents en la que se hace mofa de altos cargos políticos ha desatado una nueva tormenta política. Els tentacles de les tenebres se ha convertido en arma arrojadiza ya que se ha llegado a acusar a los profesores de repartir este tebeo satírico entre los alumnos. Ellos lo niegan, pero si no se pone sentido común en este asunto, está servida una nueva y cada vez más hiriente crispación en el campo educativo.

Podrá parecer bien o mal que los docentes se dediquen a fomentar la producción de cómics satíricos contra el poder; podrá parecer bien o mal que segmentos de derechas se indignen y hablen de manipulación de los niños, pero lo cierto es que jamás se habría tenido que llegar a este extremo de enfrentamiento entre los docentes de Balears y el Govern.

Lo que causa vértigo no es una publicación satírica de recorrido limitado y lúdico, se mire por donde se mire. El verdadero vértigo es el vacío existente entre la estructura profesoral isleña y el Ejecutivo. Eso sí que es doloroso. Deben haber pocos casos en el mundo de tanto y tan profundo distanciamiento entre altos cargos políticos y los responsables de la formación de las jóvenes generaciones.

Hay que ir al fondo de las cosas para intentar solucionarlas. El Consolat intentó a principios de legislatura apretar demasiado el acelerador  con la cuestión del TIL. Cedió a la presión de pequeños segmentos reaccionarios, y se equivocó. Puso la voluntad por encima del sentido común.

Un aparato tan extenso y complejo como el educativo solamente puede asumir cambios si se hace poco a poco y de manera muy razonada. El Govern quiso hacer de la noche a la mañana lo que requería años de paciencia y buen oficio. Y creó un enorme problema donde no existía. La paciencia es el arma fundamental de ls profesionales de la educación. Con técnica y habilidad tardan años y años en convertir a niños en ciudadanos conscientes y seguros. Son los cultivadores de la gran cosecha social. El Govern tendría que haber actuado con ellos tratándoles lo que son: arquitectos del futuro a partir de los fundamentos del presente. No hacer chirriar de golpe columnas levantadas en años y años de enorme y noble esfuerzo.

Porque cuando desgraciadamente eso pasa, la solidez se transforma en sarcasmo, como ese cómic del vacío que plasma la ruptura de unos puentes que hoy deberían permanecer enhiestos por el bien de todos.

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