EDITORIAL

Un Govern muy "salado"

Martes 15 de abril de 2014
IB3, la televisión autonómica balear, está a punto de iniciar un camino corto de miras y empobrecedor. Obedeciendo a directrices políticas más hijas del visceralismo que del respeto a la ciencia, quiere imponer el articulo "salat" en sus informativos. Está claro que el Govern vuelve a meterse en camisa de once varas y a crear un nuevo problema donde no existía en materia lingüística. Lo hace en contra del criterio incuestionable de la UIB, máxima autoridad lingüística del Archipiélago en materia de la lengua propia. Lo hace en contra de intelectuales, de profesores y de maestros, y sólo a favor de algún grupito de ideología castellanista ultramontana.

Sorprende esta deriva, que a todas luces no busca otro objetivo que conducir el catalán de Balears hacia un callejón sin salida. Ninguna lengua culta, que tiene detrás un bagaje literario y creativo enorme, se automutila colocando los particularismos y dialectalismos por encima del idioma normativo común, que engrandece esta lengua y a los que la cultivan. Salar en los informativos de IB3 es liliputizar a conciencia y con alevosía una lengua milenaria.

¿Con qué criterio se fuerza a los informativos de IB3, a sus excelentes profesionales, a ahogarse en el pantano de la cortez de miras?

Cuando el Govern del PP puso en marcha IB3 en la legislatura 2003-07 tenía muy claro que sus informativos utilizarían el catalán normativo. Dotaba así de categoría y dignidad a la televisión autonómica y engrandecía y ennoblecía lo preceptuado en el Estatut d'Autonomia. Pero ahora, desgraciadamente, estamos al borde de la degradación y el localismo. Pretenden hacer informativos con lenguaje de bar, con el lenguaje que ha perdurado en las Balears cuando a generaciones y generaciones de isleños se les condenó al analfabetismo en su propia lengua.  Resulta impropio e indigno que se utilice dinero público para degradar el más preciado de los valores de esta tierra.

La tierra de Ramon Llull y de Joan Alcover, de Ansel Turmeda y de Miquel dels Sants Oliver, no se merece este desprecio, sobre todo si está al servicio de intereses políticos coyunturales sin ninguna base científica, ni técnica, ni de amor a la cultura balear y a sus cumbres creativas. Quieren unos informativos analfabetizadores.

Una de las grandes obras del PP Balear es haber conseguido el consenso lingüístico en la década de los años ochenta, con la aprobación del Estatut o la Ley de Normalización Lingüística, entre otros extraordinarios avances. ¿Por qué se quiere tirar esta consenso ahora por la borda? Es sorprendente. Balears tiene que estar ahora más unida que nunca cuando intereses petroleros foráneos quieren horadar su mar y poner en peligro su turismo, su modelo económico. Precisamente cuando eso está ocurriendo, también se comienza a poner contra las cuerdas el modelo lingüístico, que nos da tanto prestigio como la cristalinidad de nuestras aguas.

¿Hacia dónde se pretende conducir al Archipiélago con tanta división y tanta apología de la ignorancia? ¿Porqué se quiere rebajar de categoría a la lengua propia hasta humillarla?  Cabe recordar que el PP de Madrid jamás se ha opuesto, sino que ha comprendido y apoyado, el desarrollo del catalán normativo en los informativos de Televisión Española y Radio Nacional en Balears. Cabe aplaudir desde aquí esta muestra de sensatez, sentido común y respeto por una lengua protegida por la Constitución.

Algunos de los que quieren "salar" el catalán lo hacen porque se oponen a la unidad política de Balears con Catalunya. Pero no se puede destrozar un idioma común en nombre de una visión política. Los que quiebran la unidad lingüística en nombre de la política consiguen lo contrario de lo que persiguen. Potencian, al querer destruirlo, un entendimiento político que para muchos no tiene sentido. Una cosa son los territorios diferenciados y otra muy deferente la lengua común. alta, culta, digna y compartida. Son conceptos diferentes. Pero intentando destruir la base científica y la estructura de un idioma lo único que consiguen es el efecto contrario del que buscan. Quien pierde la ciencia pierde la razón.

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