Armando Pomar | Miércoles 02 de abril de 2014
En los últimos meses hemos visto cerrar a una serie de establecimientos, la mayoría comercios, que no han podido continuar con su negocio ante la crisis, el aumento de la presión fiscal, la competencia, alguna desleal, y los costes salariales. Otros muchos de estos comercios que podemos calificar de históricos están a punto de cerrar. Les queda este 2014 antes de traspasar o devolver la llave al propietario del local, en el caso que sea de alquiler.
La Ley de Arrendamientos Urbanos, que aprobó el Gobierno el año pasado, fija como plazo el año 2104 para adaptar, actualizar e incrementar el alquiler.
Para muchos comercios con más de 30 años de vida será el punto y final. Si pagando una renta antigua, casi simbólica, no pueden continuar, menos con el previsible aumento del alquiler. Para muchos propietarios de locales de renta antigua es el final de su desesperación. Llevan años intentando cobrar más por un local que merece mejor renta. Pero la ley es la ley, para todos. Y ahora el toca ganar al propietario del local.
Si preguntas a un "botiguer", te dice que tendrá que cerrar. Si preguntas al propietario, te dice que cierre, que se vaya y así podrá cobrar un alquiler justo y de mercado.
Antes de la previsible situación, el Ayuntamiento de Palma convocará a los grupos municipales y a los técnicos de las distintas regidurías que están relacionadas con el comercio tradicional para buscar soluciones.
Cerrar parte de la historia de esta ciudad es una pena. Pero mantener situaciones irregulares, es otra.
Será muy difícil consensuar las mediadas que, Cort, podría aplicar para salvar algunos establecimientos. Pero ojo, lo hará con mis impuestos y con los que usted paga. Han cerrado bares, panaderías, comercios y establecimientos que son parte de nuestra niñez y adolescencia. Algunos tenían como clientes a nuestros padres y abuelos. Pero la vida es dura y el mercado también. En Barcelona se han aprobado medias para mantener el comercio tradicional. Pero los propietarios de los locales han preferido alquilárselos a inmigrantes con dinero, antes que mantener los contratos a la baja con los barceloneses. La Agenda Local 21, pretende crear ciudades saludables, en las que se consiga el equilibrio en la calidad de vida de los residentes y el mantenimiento de la estructura del comercio tradicional.
Ahora que Palma empieza ser una ciudad viva, gracias entre otras medidas a la apertura comercial en festivo, ahora podremos ver como familias de comerciantes dejarán los negocios, por no poder mantener sus costes. La ley de Comercio que elabora el Govern Balear no podrá parar el cambio de sociedad que se vislumbra.
Los grandes grupos empresariales de todo el mundo, acapararán los mejores locales y calles de Palma dándole, si cabe, un mayor aspecto cosmopolita.
Pero, a costa de qué.
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