Miguel Lázaro | Jueves 13 de marzo de 2014
Hoy hay cuatro fenómenos en auge dentro de la autogestión de la salud: el surf internetario en el Dr. Google de los pacientes, la concurrencia a los foros virtuales de pacientes, el flechazo actual con las medicinas alternativas, naturales y complementarias y la compulsión lectora del ilegible e interminable prospecto que parece las crónicas de narnia. Esta última tarea es una misión imposible dada la jerga utilizada y trae como consecuencia el aumento de las consultas, la peregrinación a urgencias y a las farmacias y una mala adherencia terapéutica. Aumenta de forma mágica y exponencial el nivel de ansiedad, de somatizaciones y de hipocondría. Es decir genera un desmesurado efecto nocebo. ¿Hay que leer los prospectos? Casi siempre no. Los prospectos actuales contienen más información que la guia teléfonica. Su lectura esta contraindicada en pasadoras de pena, ansiosos crónicos, hipocondriacos y somatizadotas.Determinadas personalidades con alto gradientes psicosomático, alta obsesividad y con determinadas patologías casi nunca deberían leer el prospecto. El prospecto es obligatorio y facilita el andamiaje del producto envasado pero leerlo y mas compulsivamente es perjudicial para la salud, incluso a dosis homeopáticas.¿Se imaginan la sorpresa que nos llevaríamos si al abrir un medicamento no estuviera? Este pequeño vademécum se ha hecho un hueco en nuestra mente y nuestro corazón. Además es de agradecer que las compañías farmacéuticas lo adjunten gratis. Lo normal es tener cierta ambivalencia ante el citado papelito. Nunca debe de sustituir al medico y al farmacéutico. La estrategia clave es la complementariedad entre el medico-el paciente y el farmacéutico, que por cierto funciona muy bien en nuestra comunidad donde gozamos de una excelente atención farmacéutica. Pero cual es la otra estrategia clave: la relación medico-paciente. Esa que nuestros competentes médicos de atención primaria saben construir tan bien a pesar de trabajar en conducciones pocos éticas (gran numero de pacientes con 5-6 minutos para cada uno, deficits de recursos, sobrecarga burocrática, precariedad laboral, limitaciones presupuestarias, lista de espera que des-espera, etc).El efecto terapéutico del medicamento es optimo si se da en un contexto interpersonal confortable, empatico y fiable .Es decir cuando construimos el placebo optimo. La disponibilidad relacional del profesional disminuye los efectos secundarios , los prejuicios injustificados (sobre todo con los psicofármacos), la compulsión lectora del prospecto y además aumenta la tolerancia. Repetirlo todo y cerrar siempre la entrevista con ¿Tiene alguna duda? Si el paciente sale con preguntas que hacer o sin respuestas tiene un alto riesgo de que no cumpla, de que lea el prospecto con los riesgos secundarios inherentes o que se de el fenómeno de la deslocalizacion prescriptiva ( uno se toma lo que le fue bien a un amigo, a la portera etc..) , que evidentemente genera mas riesgos. Y por supuesto no podemos olvidarnos del dr. House. Quien no ha visto al incontinente y cínico DR. House alguna vez en su vida?
A mi el personaje me despierta cierta ambivalencia: no falla ni un diagnostico pero humilla y es un perverso en las relaciones interpersonales. Es un cínico top 10 que supera al famoso Diogenes, que saben que no podía no decir la verdad, lo que realmente le hacia ser insoportable (ya saben que cuando fue interpelado por un funcionario que le dijo: si aceptaras la autoridad del rey no te verías obligado a comer lentejas el respondió: si comieras lentejas no te verías obligado a aceptar la autoridad del rey). ¡Toma valor y valores ¡.House exhibe su cinismo y su narcisismo de forma natural y al parecer sin un solo sentimiento de culpa. No falla en sus diagnósticos, utiliza la palabra no para curar ni tranquilizar y la relacion medico-paciente le suena a filosofía quántica con unas gotas de alquimia. No se le pasa ni un síndrome ni ninguna patología exótica, probablemente fracasaría en cualquier centro de salud, donde la patología no es tan elitista.Todos tenemos un House dentro de nosotros. La tarea médica es dura y a veces ingrata aunque nos gratifique.
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