OPINIÓN

Día mundial del cáncer

Emilio Arteaga | Lunes 10 de febrero de 2014

En el año 2000 la Unión Internacional contra el Cáncer y la Organización Mundial de la Salud instauraron el cuatro de febrero como Día Mundial contra el Cáncer. Desde entonces dedican esa fecha al objetivo de avanzar en la prevención, diagnóstico, tratamiento y control de la enfermedad, así como a aumentar la concienciación de la sociedad y su implicación en la consecución de dichos objetivos.


El cáncer es una de las principales causas de muerte en nuestro país y su incidencia va en aumento, como consecuencia del envejecimiento progresivo de nuestra población, si bien, por fortuna, la mortalidad va en descenso, mejorando tanto la supervivencia como la curación.


Un aspecto preocupante lo constituye el hecho de cada vez se diagnostican más casos de cáncer en pacientes jóvenes. Mientras que hace unas décadas era muy desacostumbrada la detección de tumores malignos en personas de 20 a 50 años, hoy en día estos casos ya no son extraordinarios sino, al contrario, cada vez más frecuentes.


Este hecho es indicativo de que el envejecimiento de la población y el alargamiento progresivo de la vida no son los únicos factores concurrentes en el incremento de la incidencia del cáncer. Forzosamente debe haber otros elementos implicados, de tipo ambiental, dietético y social.


En los últimos años se están realizando avances espectaculares en los métodos de diagnóstico y detección precoz, así como en el conocimiento de los mecanismos biológicos de la carcinogénesis y también en el tratamiento farmacológico de la enfermedad. Sin embargo, la prevención sigue siendo la mejor alternativa en la lucha contra el cáncer, prevención que se consigue con la promoción de hábitos de vida saludables y el abandono de las costumbres insalubres, especialmente en los ámbitos de la alimentación, consumo, ejercicio y estilo de vida, así como, cuando procede, mediante la implementación de programas de criba y detección precoz de tipos concretos de cáncer.


Mientras algunos programas de criba y detección precoz de algunos tipos de cáncer funcionan, de momento, razonablemente bien, como la detección del carcinoma de cuello de útero mediante citologías periódicas y la del cáncer de mama mediante mamografías y en otros casos, aunque no acaben de estar tan bien definidos, es relativamente fácil llegar al mismo nivel, como en la detección del cáncer de próstata o de colon, la situación no es la misma en cuanto a la educación de los ciudadanos para la promoción de hábitos de vida saludables.


Sería deseable el refuerzo de los equipos de los centros de atención primaria con profesionales complementarios a los sanitarios, como dietistas y educadores de salud, para desarrollar programas masivos específicos de educación en alimentación, prevención de la obesidad, prevención de conductas de riesgo, promoción de actividad física y prevención del sedentarismo y del estrés.


En estos tiempos de necesaria contención del gasto por escasez de recursos económicos, nuestras autoridades sanitarias deberían ser más conscientes que nunca de la importancia de invertir en prevención, ya que, con independencia del impacto que la enfermedad tiene sobre el paciente y su entorno, desde la perspectiva estrictamente económica, con el coste del diagnóstico y tratamiento de un solo caso de cáncer se podría sufragar una parte sustancial de un programa de prevención.


Lamentablemente, no es seguro que nuestros gobernantes sigan ese camino. Hay elementos inquietantes que indican más bien lo contrario. Los tiempos de espera para citologías son cada vez más largos, lo que conlleva que los plazos son a veces inaceptablemente dilatados, así como la tardanza en disponer de los resultados. También empieza a haber retrasos excesivos en la realización de las mamografías periódicas para la prevención del cáncer de mama.


Por esos caprichos que tiene a veces el destino, el cuatro de febrero es también desde hace unos años el Día del Orgullo Zombie, proclamado por algunos aficionados, en conmemoración de la fecha de nacimiento de George A. Romero, el pionero director de “La noche de los muertos vivientes”, película de culto y precursora de todo el fenómeno zombi. Por desgracia algunos de nuestros actuales gobernantes se han convertido en auténticos muertos caminantes políticos, que deambulan sin rumbo por las instituciones devorando metafóricamente a los ciudadanos, acribillándonos a impuestos, despojándonos de derechos civiles y arruinando el estado del bienestar.


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