Gema Muñoz | Viernes 31 de enero de 2014
Una parte de España está preocupada porque se confirma que la Infanta Cristina bajará en coche la ya famosa rampa del juzgado de Palma, - al paso que vamos pronto se convertirá en atracción turística-, otra, por el embarazo de Chabelita Pantoja, y el resto… no sabe, no contesta.
Parece como si universos paralelos existieran al mismo tiempo. Lo que menos preocupa a la generalidad, es enterarse que 2.826.549 menores viven en riesgo de pobreza y exclusión social y no es en África o algún país tercermundista, no, eso ocurre en España.
Save the Children ha presentado su informe sobre la pobreza infantil en nuestro país, en el que se denuncia la tasa de riesgo de pobreza, que ha pasado de un 30,6% al 33,8% en tan solo un año, según los datos de Eurostat.
La terrible crisis que hemos padecido, ha expuesto a muchas familias a una disminución considerable de sus ingresos, personas que antes tenían un nivel económico medio se han visto arrojadas a la pobreza relativa.
Las consecuencias son terribles, menores que no tienen un nivel de vida adecuado, que no reciben buena atención médica, educación y que han perdido su derecho a descansar con tranquilidad o a jugar como niños que son.
Es terrible como los datos no se quedan tan solo en una infancia desprotegida, según el mismo informe en España a día de hoy, hay 1.800.000 familias con todos los miembros activos en paro.
Entiendo que todos en mayor o menor medida, hemos sufrido estragos en la economía familiar debido a la crisis, que los sacrificios que hemos hecho han sido duros, pero no es justo que una generación esté en condiciones no diré infrahumanas, pero si terribles. La pobreza, condena a la exclusión de la sociedad y ésta a vivir lejos de las oportunidades.
Los niños son el futuro, son quienes mantendrán el nivel de vida de los que nos haremos mayores y los que crearán el entorno para las generaciones nuevas. No es posible que toleremos que hoy en día haya niños que coman de toda clase de “combinaciones posibles de pan, mortadela, huevos y patatas" o niños con vergüenza de ir al colegio por no tener los libros de texto”. Mientras tanto, a la sociedad le sigue preocupando si Belén Esteban se adelgaza o si las azafatas en el stand de Gandía en Fitur enseñan demasiado. Estupidez extrema la de la sociedad de este siglo XXI.
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