EDITORIAL

Una financiación justa es cuestión de superviviencia

Miércoles 29 de enero de 2014
Es una cuestión de supervivencia que las Baleares superen el vergonzoso déficit que padecen en su balanza fiscal. Se marcha a Madrid mucho más dinero del que vuelve. Y eso sucede en plena crisis económica y cuando el Govern Bauzá se las ve y se las desea para intentar mantener con dignidad los servicios básicos, comenzando por la sanidad, la educación y los servicios sociales. Es una marginación vergonzosa. No se puede consentir que un ciudadano  de Extremadura o de Andalucía reciba mucho más dinero público  que un balear. El Govern Bauzá ha de mostrar toda su firmeza ante el Ejecutivo Rajoy, concretamente ante el displicente ministro Montero, para conseguir un modelo de financiación justo. Sin renunciar al principio de solidaridad que las comunidades más pujantes y desarrolladas deben a las más deprimidas, pero sin que ello suponga ahogar a los que deberían actuar de locomotoras del conjunto de la economía nacional. Y ser locomotora implica una financiación adecuada para no caer en el ahogamiento. Es imprescindible que el presidente Bauzá y su conseller José Vicente Marí desplieguen toda su capacidad de convicción ante las autoridades capitalinas para conseguir este acto de justicia, que debe situarse por encima de colores políticos o intereses partidistas. Es toda una colectividad la que necesita este impulso. Además, si las comunidades más activas no pueden avanzar a causa del déficit fiscal, ¿acaso creen que las más desfavorecidas saldrán del atasco sólo por recibir un dinero que no generan? No. Un equilibrio en la financiación es a la larga beneficioso para todos, porque obligan a los menos desarrollados a espabilarse para potenciar su estructura productiva. Bauzá y Marí no han de actuar solos. Han de seguir trabajando para encontrar apoyos en otras comunidades que también se ven afectadas por la discriminación. El presente y el futuro se ganan desde la firmeza.  Madrid debe entenderlo. La razón fundamental de la política es defender los intereses del pueblo que se gobierna. Con la mano tendida, desde la generosidad, pero sin timideces ni dudas que al final, de forma indefectible, acaban por beneficiar  a otros, que tal vez no se merezcan esta situación de privilegio a la hora de recibir dinero público a expuertas.

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