EDITORIAL

Cambio en la jefatura de Prensa de Educación (sábado)

Viernes 24 de enero de 2014
La decisión de los responsables de la conselleria de Educación de destituir a su directora de Comunicación, Patricia Moreno, se ha producido en un momento inoportuno, coincidiendo con la reactivación del conflicto en el Instituto de Marratxí y con el incremento del malestar por el decreto de Símbolos, que comenzó como un el intento del Govern retirar los lazos cuatribarrados de los centros docentes y está acabando en con un gran malestar en los Ayuntamientos, que sienten conculcada su autonomía.

Sin embargo, en política es bueno proceder a relevos de cargos de responsabilidad par aclarar ideas y refrescar actitudes. La conselleria ha acertado con esta decisión de relevar a Moreno. Se ha de entender, por encima de personalismos y del hecho de que esta profesional lleva mucho tiempo desempeñando tareas iguales o parecidas, como un serio intento de desarrollar una política comunicativa mucho más diáfana y con capacidad de acercamiento a la sociedad. Esta conselleria tiene sobre sus hombros una enorme responsabilidad. Dependen de ella más de diez mil profesores y centenares de miles de alumnos y de padres.

Resulta imprescindible un esfuerzo para mejorar su imagen. Las iniciativas que emprende han de ser recibidas por los profesionales y por los ciudadanos con claridad y desde la convicción de que se hacen en nombre del bien común. A partir de la mano tendida y de la transparencia en materia informativa, todo es posible.

Cabe esperar que Educación acierte con el nuevo nombramiento, que acierte con un nuevo talante capaz de superar crispaciones. Una buena dirección de Comunicación no crea problemas, los lima y cuando es posible, los minimiza, sobre todo cuando hay tantísimo ciudadanos pendientes de las decisiones que toman los altos cargos de Educación, comenzando por su consellera, Joana Maria Camps.

Comunicar cuando se está al servicio de las instituciones es saber mostrar y vender el lado bueno de las cosas. Conseguir que siempre pese más la luz de los esfuerzos en positivo que las tinieblas de la politiquería o del excesivo ideologismo. Comunicar desde el poder es centrar a los que necesitan o exigen ser informados, que es un derecho constitucional sagrado.

Todo indica que en la conselleria se ha iniciado un nuevo camino para calmar una situación general que se ha vuelto demasiado tensa. Con convicción, tacto y sabiendo transmitir sus pasos, aún están a tiempo de enderezar la situación.

 

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