OPINIÓN

2013 Oportunidades perdidas

Jaime Orfila | Sábado 28 de diciembre de 2013
El final de ejercicio es un buen momento para el balance. El año sanitario se inició con tensiones financieras y con las aguas muy movidas. El ambiente era de extrema contrariedad entre profesionales y usuarios.  El 2013, iniciaba su singladura, siguiendo con el símil marino con mar de fondo. A la implantación de las medidas de sostenibilidad, como el aseguramiento, y el copago, se añadían las consecuencias no superadas que marcaron el principio de legislatura. Un claro desnortamiento directivo y la paranoia institucional que se provocó quebró la confianza de los profesionales en su organización hasta niveles insospechados y retrotrajo las bases de la organización sanitaria en más de diez años.

Doce meses más tarde, cuando analizamos la evolución de los temas mayores, observamos que el fondo de liquidez autonómico (FLA) ha suavizado el quebranto de los proveedores y se ha podido afrontar de forma planificada la morosidad. La tercera fase del plan de pago a proveedores autonómicos se articuló como una transformación de deuda comercial ya reconocida en deuda financiera, lo que han permitido relajar la tensión de caja y ordenar el  presupuesto anual sin contratiempos económicos mayores. La deuda queda para ser amortizada en los próximos   ejercicios. Por otro lado, hemos de reconocer que se ha contenido el gasto y que no se han producido nuevos  agravios sistemáticos. El seguimiento presupuestario de las partidas de gasto ha sido más ajustado y se ha  recuperado el respeto en la interrelación entre directivos y profesionales. Hasta ahí los temas mayores y/o urgentes,  que no es poco.

Sin embargo, las claves para la modernización y la eficiencia han pasado a un segundo plano.Por ser respetuoso,  con quien se ha esforzado en ser justo, lo urgente no ha sabido sercompatibilizado con la importante. La  imaginación, la innovación, la mejora de los resultados han quedado para un ulterior ejercicio. Han sido noticia  reiterada los contratos y convenios singulares, redactados desde la urgencia, la improvisación y desde el  desconocimiento. Nos dicen lo que se pagará en los próximos lustros,recogiendo las contrapartidas asistenciales  que les corresponden pero no han venido precedidos de la identificación de las verdaderas necesidades ni de las  formas de auditoria permanente que garanticen su calidad.  Uno de los principios básicos y universales de la  calidad afirma precisamente, que hay que hacer bien las cosas, pero solo aquellas que es preciso realizar.

No se ha avanzado en la integración funcional de los sectores sanitarios, los contratos de gestión de algunas  gerencias no han salido del cajón  y los profesionales,  no conocían a finales de noviembre cual era el  compromiso de actividad.  Los desvíos económicos en algunas gerencias han sido considerables y poco acordes  con los resultados.

Salvado lo urgente, continúa quedando lo importante: los objetivos de salud, los registros poblacionales, la implantación de las estrategias poblacionales  la reducción de esperas, la aprobación de los solapamientos en enfermería,  retomar la carrera profesional y potenciar las actuaciones innovadoras, con acciones nuevas, que aportan valor y  que sean constatables, contrastables y reproducibles.

Queda trabajo para una década. La legislatura se acaba pasado mañana.

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