OPINIÓN

¿El PSOE ha vuelto?

Pablo Torán | Jueves 14 de noviembre de 2013
Aunque cada vez resulta más difícil hacerlo, debo insistir en la extraordinaria capacidad de los políticos españoles para vivir al margen de la realidad y provocar vergüenza ajena a los ciudadanos que pensamos que deberían hacer algo más que ocultarse bajo unas siglas para decir simplezas. En concreto, me estoy refiriendo al show protagonizado por Rubalcaba y sus colegas de partido en la Conferencia Política Socialista. A mí particularmente me parece lamentable que esos señores, que cobran unos sueldos excelentes de nuestros impuestos, finalicen un acto brazo izquierdo en alto y cantando la internacional… mientras los cochazos oficiales les esperan fuera. La internacional, esa canción adoptada por los revolucionarios franceses en el año 1896, cantada por gente que, literalmente, cobra una pasta;  ¿dónde quedaron los parias de la tierra? ¿Y esa famélica legión? Desde luego, levantar el brazo portando un reloj caro y sujetando un bolso Loewe con la otra no era el espíritu de aquel canto. Y eso sin hablar de Felipe González, a quien Carlos Slim le permitió ausentarse por un tiempo para apoyar a quien fuera su delfín en aquellos nostálgicos tiempos del GAL o FILESA. Es decir, una de las manos derechas del mayor capitalista del mundo cantando la internacional, ese canto que hacía honor a unos esclavos que carecían de otra cosa aparte de sus cadenas. Porque, ciertamente, el espectáculo de un Rubalcaba desatado, gritando en un escenario “el PSOE ha vuelto, amigos, el PSOE ha vuelto” era enormemente grotesco. Si hubiera gritado “Peedroooooooo” nos habría recordado a nuestra “Pe” en aquella gala de los Óscar. Visto desde la perspectiva de los afiliados al PSOE aquello debió ser conmovedor, puesto que el pabellón entero aplaudía cada palabra que salía de aquel hombre extasiado por la aprobación de sus adláteres. A ver quién aplaude más alto y, con un poco de suerte, me hacen ministro y a vivir la vida, debía pensar alguno. A ver si acaba pronto y salgo a comerme un perrito caliente, debía pensar algún otro mientras aplaudía con una sonrisa: dientes, dientes, que es lo que les jode. Porque, a tenor de lo visto, lo mismo hubiera dado que RBCB, la esperanza del socialismo español, hubiera dicho que el PSOE estaba en su nivel histórico más bajo y que a él le traen sin cuidado los españoles y sus problemas mientras pueda seguir agarrado a su poltrona, entrecerrando los ojos y hablando con ese tartamudeo nervioso que tanto le acerca al pueblo llano. Le hubiesen aplaudido igual. A mí me recuerda a esos boxeadores que están noqueados en un rincón y su entrenador les sigue diciendo que continúen pegando, con el único incentivo de llegar vivos a un asalto posterior y llevarse la prima por la resistencia. Hombre, eso a Rajoy sí le pega, porque “fumando espero”, “después de llover escampa” y “ancha es Castilla”, pero a Alfredo, que presumía de gran estratega… Para abreviar, el espectáculo fue bastante lamentable. Para quienes no tenemos el carnet de la rosa y, por ende, no representamos la esperanza de la clase obrera, como estos socialistas de moqueta, fue sencillamente esperpéntico. Ver a un señor ya entrado en años vocear autoproclamándose como el renovador de un Partido Socialista que le ha visto envejecer roza lo demencial, y la imagen de los afiliados levantados aplaudiendo, como si estuviera diciendo algo inteligente fue, en lenguaje “Wertiano”, “Rubbish”. Por último, la imagen de Rubalcaba gritando “El PSOE ha vuelto, amigos, el PSOE ha vuelto” me pareció que sonaba a: el PSOE ha muerto, amigos, el PSOE ha muerto. Solo faltó el pasodoble, un carro de caballos arrastrando la renovada rosa que colgaba en las paredes y que Rubalcaba saliera a hombros del Palacio entre vítores y gritos de “torero, torero”.

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