María Juan | Lunes 11 de noviembre de 2013
Ser la madre de la Pantoja es ya en este país, un título. Discreto, pero real. Todas hemos sido reconocidas alguna vez en él. Y olé.
Esta semana, gracias a la familia Pantoja, el ministro Wert está de enhorabuena.
¿Lo saben, verdad? La hija de la cantante está embarazada y su madre emitió comunicado a las 00.00 horas del día de su 18 cumpleaños.
Flipo.
Wert, el ministro en contra del derecho de la educación pública y libre, está de enhorabuena con este hecho. No, no es el padre.
Dejando a esta muchacha en paz, y deseándole lo mejor en su vida, sigo.
El ministro Wert debió relamerse de placer con la programación televisiva de estos días, todos analizando los pormenores y más allá, de la vida de esta mujer, amigos y parientes. A todas horas. Triste.
Sin formación ni reflexión, sin educación ni estudios, sin política educativa firme y pública, hecha desde el rigor y la libertad, y para todos: pública y gratuita, seguiremos creciendo como país de ignorantes y lo que es peor, de ignorantes regodeándose en ello.
Mientras no dejemos de admirar al estafador y respetemos, acojamos y ayudemos a quedarse a los intelectuales, a todos aquellos que desde su preparación trabajan,
Wert y su política animal sigue ganando.
En nuestras manos está dar información y propiciar la reflexión. Sobretodo en manos del colectivo docente. Si triunfaron una vez, no dejen de hacer su trabajo. El valor está en la educación y ahí están ustedes en primera fila. La huelga está dejando de valer. Esmérense en volver a convencer a la sociedad.
Porqué si ser la madre de la Pantoja es un chascarillo para echarse una risa, ser maestro debe ser un título a venerar. Que vayan por delante siempre, los que creen que la cultura, la educación y su libre acceso a ellas nos hacen libres.
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